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el siglo sovietico

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Stalin reaccionó airadamente a las propuestas de Lenin. En una nota

enviada a los miembros del Politburó el 27 de septiembre de 1922, se

mostraba de acuerdo con los cambios sugeridos por Lenin para el primer

párrafo —no le quedaba otra alternativa—, pero rechazaba el resto,

tachándolos insidiosamente de «prematuros», «absurdos» o «infundados».

Buscaba la manera de volver la acusación de precipitación contra Lenin —«su

ansia puede propiciar que los independentistas se envalentonen»— y

demostrar el error que representaba su «liberalismo nacional». El argumento,

sin embargo, no es muy coherente. Stalin estaba furioso porque tenía que dar

marcha atrás a su proyecto de «autonomización». Incapaz de contenerse,

quería recobrar la iniciativa denunciando una «desviación» («liberalismo

nacional») que pudiera reunir a sus partidarios en contra de Lenin. A Stalin le

costaba convivir con la derrota, pero lo cierto es que el fracaso estaba a la

vuelta de la esquina.

En un intercambio de notas entre Kamenev y Stalin durante una reunión

del Politburó el 28 de septiembre de 1922, Kamenev le comunicó que Lenin

había «decidido declarar la guerra en la cuestión de la independencia» y que

le había solicitado que «fuera a Tbilisi para reunirse con los líderes ultrajados

por los seguidores de Stalin». Ésta fue la respuesta de Stalin: «Deberíamos ser

duros con Ilitch [Lenin]. Si un puñado de mencheviques georgianos pueden

influir en los comunistas georgianos, que a su vez pueden influir en Lenin,

¿qué pinta en todo esto la “independencia”?». Sin embargo, Kamenev le

previno: «Creo que si V. I. [Lenin] persiste, enfrentarse a él [la cursiva es de

Kamenev] no haría sino empeorar la situación».

¿Qué buscaba Kamenev? ¿Acaso no jugaba a dos barajas, obedeciendo

por un lado las órdenes de Lenin e informando de ellas a Stalin? ¿O, por el

contrario, tenía la intuición de que los días de Lenin estaban contados?

Stalin respondió así a la última nota: «No lo sé. Deja que actúe como lo

crea conveniente». Stalin era todo un maestro en este tipo de prácticas, y sabía

disfrazar su retirada de la mejor manera posible. Escribió a todos los

miembros del Politburó para informarles de que él y su comité de relaciones

con las repúblicas estaban preparando «una versión abreviada y más

concreta» que presentarían al Politburó. Sin embargo, el autor del texto

revisado era Lenin: todas las repúblicas, incluida Rusia, se unían para formar

una Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, aunque conservaban el

derecho a desligarse de ella. El máximo órgano del Estado sería el «Comité

Ejecutivo de la Unión», donde estarían representadas todas las repúblicas de

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