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el siglo sovietico

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1968, en una de ellas consumieron 350 botellas de coñac, 25 botellas de

vodka y 80 botellas de champaña, con un coste total de 3.100 rublos. En

ocasiones, los banquetes se celebraban en restaurantes, citados en el

documento junto con las facturas en las que constaba el precio de las

bebidas [6] .

Como vemos, abundaba la información sobre el estilo de vida a cargo del

Estado de los funcionarios, y los jerarcas buscaban la manera de poner fin a la

situación. Sin embargo, no está del todo claro que las medidas que tomaron o

propusieron tuvieran efecto. El decreto creó un vacío legal, pues autorizaba

los banquetes en determinadas circunstancias, ya que era imposible

prohibirlos por completo, y no nos cabe la menor duda de que en tales casos

se concedía la autorización. Porque así era el sistema: todo funcionaba a

través de contactos personales, intercambios de servicios, tratos,

promociones…

Este rodeo era necesario para regresar a las masas de «suministradores»

(snabzbentsy), para quienes las comidas en restaurantes, recepciones y fiestas

formaban parte de su rutina. Era de dominio público que, para ellos, era

impensable trabajar sin estos ágapes, y menos aún sin los sobornos. El KGB y

las autoridades tenían algunas historias de lo más jugoso. Sea como fuere, las

libaciones no eran sino el prolegómeno de toda una «cultura» de intrigas y

corrupciones. Fue en las agencias de suministros donde nació esta cultura, y

de ahí pasó a la administración, especialmente a las agencias económicas.

Conforme vayamos avanzando, descubriremos la existencia de unos resortes

sumamente poderosos en el sistema, que transformaron todo el universo

burocrático soviético en el escenario de una obra totalmente diferente.

EL GOSSNAB: PERSONAL Y ACTIVIDADES (1970)

Cuando menos por su nombre, en todo el mundo se conocía la existencia de

instituciones soviéticas como el KGB o el Gosplan. Sin embargo, con la

salvedad de los expertos, nadie en el exterior hablaba del Gossnab. Para los

economistas soviéticos y para toda la clase administrativa, el Gossnab

(Comité Estatal para Abastos Materiales y Técnicos) era el motor del sistema

económico. Al igual que el KGB y el Gosplan, el Gossnab era un órgano

supraministerial, dirigido por el prestigioso economista y administrador

V. Dimshits, que se había ganado los galones en el Gosplan.

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