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el siglo sovietico

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republicanos y locales pertenecientes a los sovnarjozy. A finales de 1965, el

gobierno recuperó treinta y cinco ministerios, que volvían a funcionar como

en el pasado. El Gosplan, que se había visto obligado a cohabitar a

regañadientes con el Consejo Nacional de Economía, recuperó sus

atribuciones, como también sucedió con otro órgano poderoso y célebre, el

Gossnab (el Comité Estatal para Abastos Técnicos y Materiales).

Esta reorganización, sin embargo, no tendría un resultado positivo, por

más que Kosigin se hubiera mostrado partidario de reinstaurar las pirámides

verticales de los ministerios centralizados. A diferencia de otros líderes, no los

había idealizado, y ese mismo año, 1965, puso en marcha, sin darle

demasiada publicidad, un nuevo experimento económico, el último del

régimen, con el fin de modificar el sistema de incentivos económicos, aunque

sin tocar la estructura de mando y la administrativa.

La velocidad a la que se había desmoronado la gigantesca administración

económica anterior a Jrushchov hizo pensar en la intervención de una mano

milagrosa, pero lo cierto es que el viejo sistema jamás desapareció del todo.

Poco después de la creación de los sovnarjozy, aparecieron también, a modo

de órganos sustitutivos, diversos comités industriales sectoriales asociados

todos ellos al Consejo de Ministros, y que se correspondían, por sus

características, con los antiguos ministerios. A finales de 1964, la cifra de

funcionarios que trabajaban en las diferentes agencias industriales del Estado

totalizaba 123.000 personas, unos números que superaban los de 1956.

Asimismo, y se trata de algo a lo que todavía no nos hemos referido, por obra

del Gosplan surgieron, sin que hubiera motivo para ello, muchos comités de

abastos sectoriales que reemplazaron al extinto superministerio de abastos.

Estas agencias empleaban a muchos de los antiguos cuadros de los

ministerios, preservando así la experiencia de éstos para poder, en cualquier

momento, volver a poner en pie la antigua estructura.

La reestructuración promovida por Jrushchov había afectado a algunos

funcionarios ministeriales, obligándolos en algún caso a marcharse de Moscú

con dirección a las provincias, pero no podemos decir que esas decisiones

respondieran a un proceso de purga. De sobras es sabido en los círculos

burocráticos que los administradores miraban por sí mismos: en cuanto eran

despojados de un cargo, encontraban otro, por lo general del mismo rango. El

supercentro moscovita era la capital del arte de saber moverse por este

«sistema de seguridad burocrática», aun cuando quienes participaban de sus

entresijos sabían que no siempre se mantenían en su cargo los mejores

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