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el siglo sovietico

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En defensa de los recortes presupuestarios que propuso al gobierno,

Rogovski puso el acento en uno de los principales obstáculos a los que se

enfrentaba la economía soviética: el problema de alcanzar el equilibrio entre

los ingresos de la población y el abastecimiento de bienes de consumo. Para

ello, sería de utilidad reducir los costes administrativos. No podemos, sin

embargo, dejar de mostrar una cierta perplejidad: es evidente que eliminar

medio millón de puestos de trabajo reduciría la suma total de ingresos

monetarios, pero también lo es que quienes perdieran el puesto de trabajo

pasarían a engrosar las filas de los pobres.

¿Qué sucedió? Hubo algunos recortes laborales, pero la mayoría de los

funcionarios afectados acabaron encontrando trabajo como administrativos en

otros lugares o incluso en los mismos ministerios. La esperanza que algunos

alimentaban —que los funcionarios despedidos se dedicaran a trabajos

manuales, donde la escasez de obreros era acuciante, sobre todo en las

regiones remotas— se quedó en un sueño imposible.

Otra fuente valiosa a la hora de estudiar el universo burocrático es la

Comisión de Control Estatal, que, en 1996, supervisó e hizo su propia

contribución a la Comisión contra el Despilfarro de Baibakov, planteando una

serie de propuestas para reducir los costes administrativos del Estado.

Podríamos empezar señalando una sugerencia que estaba camuflada entre

muchas otras: la abolición de las bonificaciones que recibían algunas

categorías de altos funcionarios, lo que propiciaría un ahorro considerable. La

Comisión de Control Estatal preparó una lista de las diferentes prebendas que

se otorgaban los funcionarios, calculadas en rublos —en millones de rublos,

evidentemente— para cada una de las categorías de «servicio». La lista habla

por sí sola. Los funcionarios y los responsables de departamento recibían la

denominada «dieta de salud», así como una paga equivalente al salario

mensual para «necesidades sociales», con talones para estancias en sanatorios

y casas de reposo a precios reducidos. Tenían a su disposición dachas, cuyo

mantenimiento iba a cargo del gobierno. La Comisión de Control Estatal

propuso acabar con estas prebendas y otras más insultantes con que se

premiaba a los mandos militares y a sus familias, y estaba alarmada ante el

aumento del personal administrativo (un 24 por 100 en los últimos cinco

años), lo que elevaba el total de empleados a siete millones —no olvidemos

que esta cifra se refiere al núcleo duro de la red ministerial—, y la partida

salarial, a 13.000 millones de rublos. Este índice de crecimiento superaba el

índice general de ocupación, y de haberlo reducido se habrían podido ahorrar

fácilmente mil millones de rublos.

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