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el siglo sovietico

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1976, respectivamente. El mensaje de uno y otro difieren

considerablemente [4] .

El primer informe, que incluye un análisis exhaustivo de la «psicología de

grupo» de los estudiantes de la ciudad de Odesa, es decir, de su mentalidad,

sus aspiraciones y sus comportamientos políticos, era obra de un estudiante

que trabajaba para el KGB. Andropov recomendó su lectura atenta a los

miembros del Politburó porque, dejando de lado una cierta ingenuidad por

parte del joven autor, su contenido era importante. El mensaje principal del

documento era el fracaso total y rotundo de toda la estructura del Partido y de

su aparato político-ideológico entre el universo estudiantil. El informe lo

expresaba claramente: los estudiantes conocían la ciudad como la palma de su

mano y sabían que los líderes locales se dedicaban a acaparar privilegios

materiales, y les sorprendía la desfachatez con la que éstos se servían del

poder para su beneficio personal. El texto hacía referencia a documentos,

datos y citas que demostraban la inutilidad del Komsomol y del Partido en las

instituciones de educación superior. El autor señalaba el total desapego

intelectual de los funcionarios del Partido, que daban unas clases «idiotas» y

eran incapaces de responder a las preguntas de un modo lógico y convincente.

El nivel en el mundo de las ciencias sociales era bajísimo, de ahí que los

estudiantes prefirieran las ciencias naturales y las carreras tecnológicas, que

gozaban de un mayor prestigio. Las ciencias sociales eran vistas con desdén,

y únicamente interesaban a quienes buscaban hacer carrera en el Partido. La

predilección del estudiante por todo cuanto fuera occidental no era nada

sorprendente, a la vista del poco respeto que les inspiraban las personas de

cuya boca habían salido críticas hacia Occidente.

Esto era lo que, poco después de su nombramiento, Andropov quería

plantar ante las narices del Politburó. Con el tiempo, aprendería la lección. No

sabemos cuánto tardó en darse cuenta de que su mano derecha, Semen

Tsvigun, nombrado general al tiempo que él, era en realidad un topo de

Brezhnev, y el encargado de vigilarlo e informar de sus actividades (según la

costumbre de la época). Ni tampoco de que no era el único topo.

El segundo documento, ocho años posterior, fue obra del quinto

directorio, el encargado de la subversión ideológica, al frente del cual estaba

Bobkov, que firmaba un texto que también se ocupaba de la situación de los

estudiantes. Empezaba sosteniendo que los servicios de inteligencia y las

agencias de propaganda occidentales apuntaban en particular a la juventud

soviética, lo cual era cierto, antes de pasar a realizar un análisis estadístico de

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