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su posición. Pero ya en lo alto, el resultado debia
ser inmediato; y, efectivamente, pocos momentos
después, las primeras descargas, el aspecto de las
columnas y el temor á una que parecía dirigirse á
cortarles la retirada, puso á nuestros soldados en la
fuga y dispersión más completas. El padre Rico, que
los mandaba, sin caballo ya y desesperanzado de toda
posibilidad de resistencia, descendió al centro
precisamente en los momentos en que la caballería
enemiga, viendo su izquierda vencedora, avanzaba
de nuevo por el camino y, confundiéndose con los
artilleros que servian las piezas de nuestra batería
y acuchillando á los guardias de su escolta, se apoderaba
del Portillo después de matar 6 oficiales y
96 de los 184 veteranos que estaban encargados de
defenderlo.
Entonces cesó de combatirse en toda la línea. La Dispersión de
izquierda, viendo la dispersión de la derecha y el de- los espasastre
del centro, emprendió también la retirada por nülesel
escabroso terreno que tenia á su retaguardia, no
sin que en el camino dejaran de dispersarse, á punto
de no entrar en Yatova 100 hombres de Fernando VII
reunidos.
El resultado de la acción de las Cabrillas fué el
que no podia menos de esperarse, desde que las tropas
encargadas de defender la línea del Cabriel no
habian retrocedido á defender aquella excelente posición.
De haber aprovechado Adorno el tiempo que
las malas condiciones del camino y la parsimonia de
Moncey le daban para acogerse á los montes que la
junta de Valencia le habia mandado fortificar y defender,
el ejército francés encontrara en las Cabrillas