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de consiguiente, paso á los que se retiraban del combate
al resguardo de la barricada.
Los franceses acometieron de frente. El fuego de
la artillería, sumamente vivo, y el que desde los
balcones y ventanas hacían los paisanos, los detuvieron
largo tiempo á la entrada de la calle. Varias
fueron las cargas que dieron los soldados del Vístula
que no cesaban un punto de combatir sobre los
montones de cadáveres que llegaron hasta á estorbarles
la marcha; pero en todas fueron rechazados
con la mayor energía y decisión. Lo que no podían
conseguir el valor ni el número de los asaltantes, lo
logró, sin embargo, la astucia. Algunos franceses
descubrieron la comunicación de los portales que
permanecían abiertos por la incuria de los paisanos,
y primero disimuladamente, y después por la fuerza,
penetraron en la casa en que hemos dicho que
existia aquella. El de Lazan, viendo que iba á ser
inmediatamente envuelta la batería, tuvo que abandonarla
y retirarse á otra nueva que con sacas de
lana habia hecho levantar en la misma calle de Santa
Engracia, esquina á la del Hospital.
Allí quiso ensayar una nueva defensa, afortunada
mientras los franceses intentaron atacarle de
frente; pero las recientes pérdidas ofrecían al enemigo
una lección muy dura para que insistiese mucho
en su asalto directo. Los que después de penetrar
en la huerta de Santa Engracia se habian esparcido
por la espalda 'de las casas que descubrían á
su frente, fueron "ocupando algunas; y aunque distraídos
varios en el robo y las violencias, los demás
se ocuparon en buscar salidas por donde envolver á