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en el que penetraron más tarde «con banderas
»desplegadas, tambor batiente, y música que desterraba
el horror del riesgo y anunciaba la victoria./)
(1).
No convenia por el pronto encerrar en Zaragoza
las fuerzas que habian acudido en su auxilio, y Palafox
decidió trasladarse á Villaraayor, legua y cuarto
de la ciudad, para desde sus alturas mantener
expedita la comunicación por donde pudieran los
defensores recibir víveres, municiones y cuantos refuerzos
hiciese necesaria la marcha de aquel largo y
extraordinario asedio. Ya en Villamayor el cuartel
general, el 2.° de voluntarios de Aragón, los miqueletes
catalanes y algunos artilleros, llegaron
también varios destacamentos de Huesca, Barbastro
y de toda la tierra alta que venían al socorro de sus
paisanos de Zaragoza. El dia 6 encontrábase, pues,
el general Palafox á la cabeza de unos 5.000 hombres
y con un convoy de 200 carros en la izquierdadel
Gallego, esperando ocasión propicia para introducirlo
en la ciudad.
Escarmentados los franceses con la incorporación
del batallón de Guardias á los sitiados y observando
la formación en Villamayor de aquel que iba tomando
las proporciones de un ejército de socorro, pensaron
en combatirlo y, sobre todo, en impedir la reunión
de un convoy tan importante para los zaragozanos
en tales momentos. Lograron interceptar algunos
carros sorprendiéndolos en su marcha; pero el fuego
»Gállego), me toman los franceses la delantera y derrotan precisamente
mis pocas fuerzas.»
(1) Informe de Palafox sobre esla operación.