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perseguido después y privado de sus bienes, y algunos
otros sobre quienes descollaba la venerable figura
del obispo de Orense, cuya renuncia al honor que
se le queria hacer es uno de los documentos más notables
é importantes que entonces dio á luz el patriotismo
de los españoles.
^Difícilmente, dice el conde de Toreno, pudieran
»trazarse con mayor vigor y maestría las verdades
»que en él se reproducen.» No parece, con efecto,
sino que el eminente prelado, además de imbuido en
las doctrinas más sanas sobre el derecho de los reyes
y de los pueblos á gobernar y constituirse según sus
costumbres y leyes, se hallaba inspirado con el peligro
de la nación por un espíritu altísimo y profético.
La traslación aquí de uno de los párrafos de su lógica
y elegante respuesta á la junta de gobierno, redactada
cuando aún no habia tenido lugar la sublevación
ni se tenían noticias de la que se iniciaba en
algunas provincias, vá á demostrarlo de una manera
palpable y satisfactoria para cuantos admiran la especie
de intuición que embargaba á nuestro pueblo al
querer rechazar con la fuerza la violencia del más poderoso
monarca de los tiempos modernos. «En conclusión,
decia el obispo de Orense, la nación se vé
»como sin rey, y no sabe á qué atenerse. Las renuncias
de sus reyes, y el nombramiento de teniente
»gobernador del reino, son actos hechos en Francia.
»y á la vista de un Emperador que se ha persuadido
»hacer feliz á España con darle una nueva dinastía
»que tenga su origen en esta familia tan dichosa,
»que se cree incapaz de producir Príncipes que no
atengan ó los mismos ó mayores talentos para el go-