m - DSpace CEU

lor y el polvo del camino (1). Pero deja de oírse el
eco de la artillería de Bailen y, no pudiendo sospechar
la verdadera causa un general del Imperio,
atribuye Vedel el fragor que iba escuchando toda la
mañana á algún combate de avanzadas; y decidido
á no volver á Bailen sin llenar completamente la
misión con que habia salido de Andújar, se detiene
en Guarroman para hacer un reconocimiento hacia
Linares, que le decían se hallaba ocupado por un
destacamento español. Se establece el vivac, la tropa
hace tranquilamente su rancho con carne de cabra
que proporciona la captura de un rebaño en
punto próximo, y sólo á las dos de la tarde, se vuelve
á emprender la marcha.
Su negada al Así, eran las cinco de la tarde cuando Vedel des-
m
f r o n , e d e
cubría á los españoles establecidos en los cerros que
el camino á la entrada va de
a. en > co ^ g dj ch 0 observan
municacio- •
nes con Re-Bailen. Entonces comprende Vedel la situación en
ding- que debe hallarse el general en jefe; pero, sin conocer
ni humillarse á presumir el peligro que corre,
considera como fortuna risueña la que le depara el
movimiento envolvente de ios españoles y, esperanzado
de alcanzar una gran victoria, empieza á tomar
sus disposiciones para el combate.
El general Reding que tenia aviso de la aproximación
de las tropas de Vedel y aun, en expectativa
de su llegada, habia reforzado los cuerpos que á las
órdenes del coronel Juncar observaban aquella ave-
(\) Thiers dice que Vedel llegó á las once á Guarroman: Vedel
en sus Memorias dice que no puede precisar la hora; pero
añade que media hora ó tres cuartos después, cesó de oirse el fuego,
lo cual concuerda con aquella designación de hora que nosotros
hemos creído deber aceptar.