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mera, de Llanes á Beza, tenia fuerza suficiente y podia
ser también apoyada por 500 colocados en el Infiesto,
punto importante en la parte oriental del
Principado. En la Pola de Aller, el Pino y Collanzo
se situaron 500 hombres, y en la Pola de Lena 1.000
con que se reforzó la 3.*'división, así como la 4. 1
y
la 5. 4
obtuvieron un aumento de 1.000 hombres cada
una que desde el Grado y Quirós y desde Cangas de
Tineo las apoyaran en caso de necesidad. Finalmente,
los 1.000 hombres restantes del ejército formaron
la guarnición de Oviedo, y se procuró ligar las
divisiones con la capital por medio de partidas estacionadas
en los principales caminos de las fronteras
que se trataban de cubrir.
Este era el plan, en nuestro concepto defectuosísimo,
con que creían la comisión militar y la junta
del Principado, que lo aprobó, poder impedir la invasión
del ejército francés en Asturias. Adolecía del
mismo equivocado sistema que se habia puesto en
práctica en las montañas vecinas de Santander con
éxito tan desgraciado. Ni los franceses habian de emprender
la marcha por los puertos que la cordillera
ofrece en sus extremos oriental y occidental, ni, en
caso de hacerlo, podían comunicar las fuerzas asturianas
para apoyarse eficazmente unas á otras. Si los
5.000 hombres de la 1/ división se hallaban bien establecidos
cerca de Llanes para observar á los franceses
cuando ya habian entrado en Santander, los
demás soldados del ejército de Asturias debían cubrir
el puerto de Pajares, único tránsito cómodo para
la caballería y artillería que llevarían los franceses.
El plan, sin embargo, se ejecutó aunque no en