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nida, con una compañía de zapadores y dos piezas
de que á las diez de la mañana le permitia desprenderse
la seguridad del triunfo, dirigió al general
francés dos oficiales que le hicieran conocer el armisticio
en que hacia cuatro horas habia convenido
con Dupont. Los capitanes Goicoechea y D. Manuel
Muñoz fueron recibidos hostilmente, á pesar de presentarse
con todos los signos de parlamentarios;
pero, arrostrando el fuego que se les hacia, llegaron
hasta el general Vedel, quien, negándose á prestarles
fé en un principio, concluyó por despachar con
ellos al comandante Meunier, su ayudante de campo,
para que se cerciorase de todo por los oficiales
franceses que le decían hallarse en el campo español.
Meunier llevaba al mismo tiempo la comisión
de intimar al general Reding, caso de que no fuera
cierto cuanto le habian expuesto, la orden de retirarse
inmediatamente á Menjivar, porque, de otro
modo, le atacaría al instante.
Incomodado Reding con que no se prestara fé á
sus palabras y de la altanería con que se producía
Meunier, le hizo trasladarse al campo de Dupont,
para que así pudiera conocer el tristísimo estado de
sus compatriotas y certificarlo después á su jefe. La
dilación consiguiente á esta novedad, impidió á Meunier
volver antes del cuarto de hora que se le habia
señalado, y Vedel, temiendo algún engaño, reunió
sus fuerzas en dos columnas y ordenó el ataque de
las alturas que los españoles coronaban á su frente.
La columna de la izquierda no encontró obstáculo vedel ataca
alguno en su ascensión al cerro del Ahorcado, pues 'as posiciolos
españoles tenían la orden de no defenderse, cir- n e s e s a n o
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