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CAPÍTULO ni. 227
De aquí el establecimiento de sus hermanos José,
Luis y Jerónimo en los tronos de Ñapóles, de Holanda
y de Westplhalia, así como la conducta suya en
los asuntos de España después del secuestro de nuestros
monarcas.
Antes de este fatal suceso, cuando Fernando VII
esperaba en Vitoria la -vuelta del general Savary,
el 18 de Abril, decia Napoleón á su hermano José en
carta que después ha publicado Mr. du Casse: «No
»seria imposible que dentro de cinco ó seis dias os
escribiera que vinieseis á Bayona.» Y, con efecto,
en 11 de mayo le manifestaba que le habia destinado
la corona de Castilla y, exigiéndole el secreto, le
prescribía la manera de hacer su viajo con tal urgencia
que debería emprenderlo el dia 20, uno después
de haber recibido, según sus cálculos, aquella
carta. Napoleón no dejaba nada que discurrir á sus
subordinados, aun cuando éstos fueran de su propia
familia y, como él, soberanos (1).
Un dia después salieron de Bayona los pliegos Asamblea de
que contenían las renuncias de la familia real espa- Notables
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¿ola y una carta para el duque de Berg en que se
leian los párrafos siguientes, de los que ya hemos
dado anteriormente alguna idea: «Deseo que el Concejo
de Castilla se reúna con el objeto de pedir el rey
»de Ñapóles para rey de España, y de redactar una
»proclama para dar á conocer la ventaja que repor-
(^) Con decir que su hermana Paulina que se hallaba por entonces
en Turin enferma á punió de no poder tomar ni caldo, no
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c alrevia .1 trasladarse á Aix en Saboya sin permiso de Napoleón,
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comprenderá la libertad é independencia de que disfrutaban los
•llegados del grande hombre.