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cion general y, sólo siendo decisiva, podrían avanzar
á Sevilla y Cádiz.
Era tanto más fundado en ellos ese temor, cuanto
que con la indecisión demostrada en aquel dia por
Castaños, coincidía la pronta retirada de Mourgeon
á las montañas que, cada vez más empinadas y escabrosas,
se levantaban sobre su derecha y retaguardia.
El general Lefranc con el 6.° regimiento provisional,
fuerza superior á la de que disponía el jefe de
la división de montaña, le habia acometido con la
furia reconocida en el conquistador del parque de
Madrid. Mourgeon resistió alguu tiempo y causó á
los franceses no pocas pérdidas; pero, cumplido su
objeto de distraer, y con el de continuar amenazando
las comunicaciones de Bailen y la sierra, se internó
en la Cementera y por el puerto llamado de
las Viñas se situó en Peñascal de Morales, donde
encendió fogatas por la noche para hacer conocer su
posición á Castaños (1).
Así pasó el dia 15 de Julio en que no sólo consiguió
Castaños el que sus soldados, en la ejecución
ya de un movimiento estratégico de la mayor importancia,
se hicieran al aspecto y al fuego de los
franceses, nunca vencidos hasta entonces, sino la in.
apreciable ventaja de ver que su plan de operaciones
no habia sido adivinado ni comprendido. Al insistir
en él al dia siguiente, iba á descubrir que su
fortuna se quitaba la venda para colocarla en los
(4) Cruz Mourgeon no parece en su parte haber quedado muy
satisfecho de sus subordinados.—Sus pérdidas consistieron en 13
muertos y 28 heridos; pero causó muchas más á los franceses, y
lojjró situarse en aquellas posiciones fayorables.