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»inasa, y 50.000 hombres para conservar las comunicaciones.»
«Son necesarios, concluía, medios in-
»mensos para someter la España; este país y este
>;pueblo no se parecen á ningún otro; no se encuen-
»tra ni un expía ni un correo.»
No queremos añadir una palabra á las que tan
elocuentemente manifiestan la angustia que se iba
apoderando del hermano del Emperador con las noticias
de Andalucía.
Villoutreys habia sido escoltado hasta Aran juez
por una sección de caballería española que Savary
hizo detener en el sitio, temeroso del efecto que la
vista de los vencedores de Bailen pudiera causar *en
el pueblo madrileño. Ya en la corte, el chambelán
de S. M. I. fué examinado por el duque de Róbigo
con la atención y la sagacidad que distinguían á este
general. Y aun cuando Villoutreys no supo explicar
satisfactoriamente la razón de aquella escolta caminando
por entre los cantones franceses de la Mancha
(1), y aun cuando Savary comprendió el objeto
de la oscuridad y de las hipérboles que usaba aquel
en su narración, dirigidas á disculpar el vencimiento
de Dupont y las condiciones con que habia capitulado,
no se hizo ilusión alguna en cuanto ,al efecto
que debia producir tan humillante acontecimiento.
Así es que en un consejo de guerra que José creyó
deber reunir, y en el cual Moncey propuso llamar
á Bessiéres y combatir reunidos al frente de Ma-
(1) Savary dice que fué la de viajar Villoutreys en su carruaje
tirado por caballos de su propiedad y cargado de objetos que asi
no quedaban sujetos á visita, únicos que se salvaron de todo le
cuerpo de ejército francés.