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del marqués del Palacio y la expedición del conde
de Caldagués, debia prever, al imprimir al ataque
de Gerona el impulso metódico, siempre lento, de
un sitio regular, que no teniendo los españoles otra
atención urgente, puesto que Lechi era impotente
para toda otra operación que la defensa de Barcelona,
no olvidarían la importantísima y gloriosa de
acudir al socorro de aquella plaza. Los reconocimientos
de Caldagués, más tarde, no tratándose de
introducir socorros en Gerona puesto que podia hacerse
á todas horas, debían anunciarle proyectos
ofensivos de los que mal podia cubrirse en las posiciones
que la dirección del sitio le imponía.
¿Seguía, pues, despreciando á sus enemigos que
tantas veces ya le habian vencido? Aun así, debió el
general Duhesme intentar la derrota y dispersión de
las tropas del conde de Caldagués, antes de que, poniéndose
éste de acuerdo con los sitiados, le atacara
en las desventajosas circunstancias en que se encontraba.
El general Duhesme fué acumulando error
sobre error en aquella para él desgraciadísima campaña.
A los cometidos anteriormente de no ocupar á
Gerona y en las expediciones de Tarragona y Manresa,
habia ahora añadido el del convoy del inmen-
'so material de sitio que habia sacado de Barcelona
teniendo tan próxima la plaza de Figueras, donde
sobraba artillería y sobraban efectos de toda clase
para la empresa. No hubiera tenido entonces lugar
la penosísima y desastrosa marcha que acababa de
hacer; hubiera llegado tarde el conde de Caldagués,
y Gerona hubiera caido, calculando la resistencia en
términos regulares, que era lo que debia calcular.