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volver á las tropas que habian acudido á socorrerla;
con lo que después de un vivo, pero corto, cañoneo,
entró la consternación en los habitantes, el desorden
en los defensores, y todos se dieron á la fuga,
apellidando traidores y amenazando con la muerte
á sus jefes, á quienes momentos antes no habian
querido oir ni obedecer (1). Ninguno hubiera sido,
á pesar de todo, el extrago sufrido por nuestros
compatriotas, si al huir por los campos no los alcanzara
la caballería enemiga que los fué lanceando
por algún tiempo, y si Lefebvre no se hubiera
encarnizado con los habitantes de Tudela, de los
que arcabuceó á cuantos hallaron sus soldados con
las armas en la mano. No siguió, sin embargo, el
alcance de los fugitivos y la marcha á Zaragoza;
porque siendo muy escasas sus fuerzas para aventurarse
por la derecha del Ebro, necesitaba restablecer
el puente de Tudela, y con él las comunicaciones,
que tan necesarias le eran, con Pamplona y
(1) A pesar de lo rápido y ejecutivo de la victoria de los franceses,
allá va una prueba de que no faltaron en la defensa de Tudela
rasgos de valor de esos que tanto habíamos de admirar en
'os aragoneses.
(«El Excmo. Sr. Capitán general manda que al aragonés Tadeo
»Ubón, natural de Escatron, corregimiento de Alcañiz (á quien á
«primera vista regaló S. E. una onza de oro), en premio de la bi-
»zarria con que se batió con los franceses para impedir su entra-
»da en Tudela de Navarra y les tomó una bandera (sin embargo
»de hallarse ya herido), se le nombre sargento primero en el ter-
»cio que elija; y lleve el noble distintivo perpetuo de un escudo
»de bronce alusivo á su fidelísimo esfuerzo por nuestro Augusto
«Monarca, con estas letras: POR F. VII. —Se lo aviso á V. S. para
«que tenga efecto esta generosa consideración de S. E.—Cuartel
»general de Zaragoza, once de Junio de 1808.—Tomás de Mateo.
»—Sr. Inspector general, D. Raimundo de Andrés.»
(Es copia del oficio original que existe en el archivo del Excelentísimo
Señor Duque de Zaragoza).