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guna con la del Bruch, paso preciso y único en el
camino de Aragón y de la Montaña, donde el valor
era eficaz contra el ímpetu y la pericia de los enemigos:
la línea del Llobregat era muy dilatada y, en
la ignorancia del punto de ataque, todas las posiciones
de ella tenían que ser débiles y fáciles, por consiguiente,
de ser embestidas y conquistadas.
Acción del Pronto lo comprendió así Duhesme al reconocer
Lioi.rrgat oí j a i i n e a e n j a madrugada del 30, seguido de todos
-de Junio, los generales franceses y una parte muy considerable
de sus tropas que, por cuerpos, habian ido saliendo
la noche anterior de Barcelona en número de 3 ó
4.000 hombres de todas armas (1). Acometió, pues,
el paso del rio por varios puntos á la vez; y aun
cuando las baterías de Molins de Rey y de Martorell
le hicieron sufrir pérdidas sensibles, tomada
como por sorpresa la de San Boy por los ginetes del
general Bessiéres y ocupados algunos de los reductos
opuestos á los vados, pronto fué rota la línea
y puestos en fuga sus mantenedores. No se obstinó
mucho el general Lechi en la persecución ni pareció
tener el pensamiento de sostener el terreno ganado
por sus tropas; inmediatamente después de la acción
se retiró con todas ellas á la izquierda dei Llobregat,
temerosos él y Duhesme de que su modo genial de
combatir inspirase á los catalanes la idea de acudir
de nuevo al campo á interponerse en la línea de Barcelona.
De lo que sí cuidaron con esmero los generales
franceses, fué de no dejar nada útil en los pueblos
conquistados, arrastrando tras de sí cuanto en-
(4) Cnbanes supone que eran unos 2.-">00; el padre Ferrer dice
que cerca de 7 000.