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del suelo y lo más privilegiado aún de la situación
geográfica de Zaragoza. Entre esas colinas se distingue,
más que por la altura, por su proximidad y
belleza, Torrero, donde fué erigido y subsiste el establecimiento
directivo y administrativo del canal
con su arsenal y embarcadero, y donde tantas veces
se ha pensado construir un gran campo que cubra
y defienda á Zaragoza de las invasiones enemigas.
Para un sitio metódico, la ocupación de Torrero es
la primera empresa que se debe acometer: para un
guipe de mano, para un ataque brusco, cual el á
que ofrecían facilidad y éxito las condiciones en que
se hallaba Zaragoza en Junio de 1808, el camino directo,
el más corto á sus puertas, era el que aconsejarían
á cualquier general lo indefenso de la ciudad,
lo despejado del terreno en la parte occidental y las
recientes y poco costosas victorias de Tudela, de
Mallen y de Alagon.
En esa zona, sin embargo, despejada y abierta,
habia, próximos yá á la ciudad y en situaciones sumamente
convenientes, obstáculos que una dirección
acertada podia aprovechar con fortuna para la
resistencia. El castillo de la Aljaferia, vasto edificio
cuadrangular, incapaz de defensa en un ataque con
elementos verdaderamente poliorcéticos, ofrecería
grande utilidad para resistir el brusco y momentáneo
que era de esperar en aquellas circunstancias,
rodeado, como se halla, por un ancho y profundo foso
y coronado en sus ángulos de cuatro antiguos pero
robustos torreones. (1) Flanqueaba aquella for-
(\) £1 general Palafox en sus notas á la obra de Sarrazin, dice: