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La energía de los sitiados en su salida y la con Levantamienque
combatían y avanzaban por toda la montaña
los soldados y migueletes de Caldagues, debió engañar
á Duhesme sobre el número y la calidad de
las tropas enemigas, pues desde el asalto de las torres
se observó un movimiento general de concentración
sobre la izquierda del Ter, donde esperaba con
su caballería contener á los españoles y rechazarlos
si se atrevían á atacarle en aquel terreno llano y
despejado. Aun así, tuvo muy pronto que abandonar
completamente la batería y las trincheras que
habia levantado contra el baluarte de San Pedro,
cubiertas primero del fuego que sobre ellas hacían
los paisanos armados de la parte de Bañólas, é
incendiadas después por los de Gerona que no temieron
vadear el Ter á presencia misma de los franceses.
10 del Slt,
°
Era indudable que por segunda vez habia fracasado
el general Duhesme en la empresa de apoderarse
de Gerona. Su ligereza en la primera y la
falta de habilidad en ésta última ocasión, le arrebataban
toda esperanza de justificar sus jactanciosos
pronósticos. ¿Tendría la energía suficiente para, inspirándose
en el genio militar y en el orgullo de su
raza, sobreponerse á tantos obstáculos como le oponian
su mala estrella y el valor de los españoles?
Nada de eso: con un cuerpo de ejército tan respetable
como el que habia reunido al pié de las murallas
de Gerona, tembló ante unos centenares de
soldados españoles y 6.000 voluntarios, migueletes
y somatenes, que sin generales á su cabeza, sin
caballería y con solas cuatro piezas del menor cali-