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Expedición á Esto y, más aún que esto, la necesidad de pro-
Jaen. curarse víveres, despertó en Dupont la idea de dirigir
sobre Jaén una columna que, á la vez que ejerciese
una represión ejemplar en los habitantes, procurara
volver con abastecimientos suficientes para aliviar,
siquiera por unos dias, ia escasez que ya se hacia
sentir y que auguraba para más adelante graves y
trascendentales penalidades al ejército.
El destacamento destinado á Jaén, compuesto de
un batallón de la 4.' legión, un centenar de caballos
y dos piezas de artillería, no encontró en el camino
resistencia, y sólo á las puertas de la ciudad avistó
un cuerpo informe de los sublevados que á la primera
carga y al primer cañonazo huyeron á los montes
inmediatos. Esto bastó á los franceses para entregarse
al pillaje, que no pudo evitar el anatematizador
del saqueo de Córdoba, capitán Baste, que mandaba
el destacamento (1).
No tardó Baste, aunque con trabajo, en organizar
un convoy que puso inmediatamente en camino, logrando
conducirlo salvo á Andújar, donde produjo
general alegría, pues no sólo iban en él víveres para
algunos dias, sino vinos y medicinas, ya de absoluta
necesidad para los muchos enfermos que empezaba
á causar la disentería.
Situación de A pesar de éste que no fué corto auxilio para las
ios franee- tropas francesas, la situación de éstas se iba haciendo
(1) «La ciudad, dice el mismo Baste, fué saqueada completa-
»mente (de fond en comble) durante dos horas, y sólo á favor de
«los esfuerzos más constantes llegué á evitar ó contener el asesinato.»
Toreno dice: «Degollaron hasta niños y viejos, ejerciendo
«acerbas crueldades contra religiosos enfermos de los conventos
»de Santo Domingo y de San Agustín.»