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contrarios á las capitulaciones que dijo haberse ya
cerrado.
No era esto exacto, pues aunque provisto, ya por Preliminares
d e la capi
entonces, el general Chabert de poderes suficientes ~
tulacion.
para negociar, y acompañado de Marescot que, oponiéndose
á recibirlos, sólo consentía en aparecer como
testigo en aquel triste pacto, faltaba aún mucho
para que se tuviese la capitulación por terminada.
A su regreso de la entrevista con Lapeña, Marescot
habia manifestado las cláusulas durísimas que
imponía el general español, las cuales se elevaban
nada menos que á la rendición sin condiciones de la
división Barbou y al trasporte por mar de la de Vedel
á Francia. Reunidos los generales y jefes en
consejo, Dupont hamVdeclainado reciamente contra
tamañas pretensiones é indicado el pensamiento de
hacerse matar con todos sus soldados antes que suscribir
á ellas; pero ni los jefes le daban ninguna esperanza
de poder levantar ol espíritu de las tropas,
ni, al visitarlas para cerciorarse de ello, habia encontrado
más que un abatimiento profundo y la resignación
más estoica, ya que no queramos calificarla
de indiferencia estúpida, en la situación en que las
veia. Concluyó, pues, de conformidad con los generales
reunidos en consejo, por dar poderes amplios
á Chabert para negociar una capitulación la'más
honrosa posible.
En el estado de ánimo que es de presumir en s« retira Ve-
hombre tan afligido por la fortuna, manchado toda-
vía con la sangre de sus heridas que no queria restañar,
enfermo y en momentos tan angustiosos, no
debia el capitán Baste encontrar eco á sus excita-
del a S a n , a