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sitiados repetían con gran frecuencia, ya con el fin
de aumentar las provisiones de la ciudad, bien para
proteger la entrada de los destacamentos que con
frecuencia se presentaban en la izquierda del Gallego.
Varias veces se combatió en las orillas de este
rio. y no sin fortuna, logrando á fuerza de constancia
y de sacrificios, mantener, si no expedita, al
menos posible en varias ocasiones la comunicación
con los pueblos comarcanos. Ei dia 13, animados los
labradores con haber escarmentado la tarde anterior
á los franceses dentro" de las huertas, extendieron
sus correrías A torres bastante distantes, á los molinos
y á la Cartuja alta, de donde volvieron con carros
cargados de harina, legumbres, aceite y otros
comestibles. Trataron los franceses de impedir la repetición
de empresas iguales, y ocuparon la torre llamada
del Arzobispo, de la que los arrojó el brigadier
Torres con un cañón dirigido por D. Jerónimo
Piñeiro que, después de su oportuna llegada el 2 de
Julio, se habia dedicado á formar una sección de artillería
volante que prestó servicios muy importantantes
en varias salidas. Se llegó, por fin, á dar una
verdadera batalla entre el Ebro y el Gallego, pues
que el dia 29 tomaron parte las tres armas en una
acción mandada por el coronel Butrón, con el fin de
sostener la torre del Arzobispo en que se habia establecido
una compañía de suizos. El enemigo fingió
desistir del ataque de la torre para atraer á los nuestros
á una emboscada que descubrió al cargar con su
caballería y amenazar el flanco izquierdo de la línea
española con otras dos columnas que desde las alturas
de Juslibol y San Gregorio partieron con la
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