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paz DO hubiese sacado á luz en ellos el genio que
tantos años de combatir y la escuela de capitán tan
excelente hacían brillar en las filas de los franceses.
Aunque extranjeros algunos de ellos, como es natural
en un ejército en que todavía se reclutaban soldados
y hasta cuerpos enteros en otras naciones,
reminiscencia de épocas en que España dominaba en
ellas, sus leales servicios y la afección calurosa que
acababan de demostrar en el último alzamiento,
eran garantías más que suficientes para que obtuvieran
el aprecio, la confianza y hasta la gratitud
de nuestros compatriotas.
El ejército español de Andalucía no era, pues,
el que se han esmerado algunos historiadores en
pintarnos como informe, sin organización ni disciplina.
No estaba compuesto de veteranos ni vestido
y equipado con la uniformidad y el lujo de ias tropas
en cuyos cuadros habian sido incorporados tantos
reclutas como á ellos afluían de todas las partes
de Andalucía; pero de eso á la miseria y al desorden
que hasta las artes nos han querido representar en
el campo glorioso de Bailen, existe una notable y
satisfactoria diferencia.
Consejo de A la nueva organización del ejército de Andaluguerra.
cí a sig Uió inmediatamente la celebración de un consejo
de guerra para determinar el plan que, ya á la
vista .del enemigo, debia observarse á fin de obligarle
á retroceder al Norte de Sierra-Morena ó vencerlo,
si no, y destruirlo.
Sabíase de él que se mantenía en Andújar y con
la apariencia toda de recibir batalla, cubierto con el
Guadalquivir, cuyo puente habia fortificado y cu-