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metros y medio que la carretera va recorriendo siempre
en descenso por el flanco derecho de una barrancada
suave por donde baja al Rumblar el arroyo de
la Dehesa, cruzado también por el camino en punto
próximo al de su confluencia. No lleva éste agua
más que en invierno, recogiéndola entonces de las
quebradas y ondulaciones de la línea de eminencias
que se levantan delante de Bailen en forma de anfiteatro,
coronado, á su vez, por otro más empinado
y más áspero que, por la parte septentrional, va á
ligarse, aunque á gran distancia, con la Sierra. Situado
en el fondo de un valle suavemente ondulado
que, como el del Rumblar, se abre al Guadalquivir,
Bailen se encuentra en la parte media, cubierta por
el anfiteatro inferior y al pié y casi casi en el centro
del superior. Comunica con las nuevas poblaciones
por un collado entre los cerros de las Nieves y del
Ahorcado que vigilan aquella avenida interesante,
y con Andújar por entre el Cerrajon y los Zumacares,
otras alturas que flanquean el tránsito de la carretera.
Sobre los dos cerros primeramente nombrados,
pero inmediatamente al de las Nieves, se alza
el de San Cristóbal, punto importantísimo, por cuanto
cierra el camino de Baños, de donde pueden tomarse
de flanco y de revés aquellos, y porque, sin
coronarlo, es muy peligroso penetrar en la ciudad
que á su pié asienta.
Por la paite opuesta, el Cerrajon y los dos Zumacares,
chico y grande, son dos posiciones excelentes
para defender el camino de Andújar; pero, de establecerse
en ellas, exigen vigilancia constante sobre
la serie de eminencias de las alas, cuya posesión por