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causaron algunas bajas en los soldados de Lapeña.
El anhelo, sin embargo, de tomar participación en un
combate que las noticias de cada instante y el eco
de las colinas inmediatas les anunciaban, les hacia
olvidar los trabajos de una jornada en tales horas y
por terreno tan abrasado y solitario.
Ya cerca del Rumblar, se presentó á D. Rafael
Menacho que regia la vanguardia y después habia
de inmortalizar su nombre con la defensa de Badajoz,
un oñcial francés que puesto en presencia de Lapeña,
le pidió suspendiese ia marcha. El general español,
dirigiendo el parlamentario á Andújar, no
quiso detener el movimiento hasta que en la margen
ya del rio, y cuando al ruido de los cuatro cañonazos
que hizo disparar acudieron otros oficiales franceses
y, entre ellos Mr. Villautreys, pudo conocer la'suspension
de hostilidades concertada entre Dupont y
Reding (1). Al mismo tiempo en que Villautreys relataba
á Lapeña aquellos sucesos, le pidió en nombre
de su general suspendiera la marcha y enviase entretanto
algunos oficiales que, atravesando el campo
francés y avistándose con los nuestros de Bailen,
le cerciorasen de la verdad de aquellas manifestaciones.
El general Lapeña suspendió entonces la
marcha, estableció sus tropas en la orilla derecha
del Rumblar de modo que á una sola señal cruzaran
(4) Véase el apéndice núm. 4 4, que contiene una parte de la
correspondencia de Reding, Menacho y Lapeña con el general
Castaños, la cual, además de los sucesos á que nos vamos refiriendo,
explica algunas de las peripecias que precedieron á la capitulación.
Todos los despachos son autógrafos y se encuentran en
el archivo del general duque de Bailen.
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