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párente ya la atmósfera, cómo empiezan á maniobrar
las columnas que los seguían; la de Sabattier para
dirigirse al teso del Monclin que se elevaba á su
frente, y la de Merle á flanquear por el camino de la
vega la derecha de nuestra línea.
El general Blake comprende el objeto de aquella
maniobra; pero reconociendo, tarde también, que le
es imposible evitarla y mucho más escarmentar á
los que la ejecutaban á su misma vista, sin un cuerpo
de caballería que aprovechase la ocasión de ella y
lo favorable del terreno en que se hacia, dirige un
oficial á Cuesta para que le ceda algunos escuadrones
con los que pueda, al menos, contener la marcha
de la división francesa á quien vé tomar el camino
de la vega para flanquearle.
Una parte, sin embargo, de la caballería enemiga,
continúa la marcha en tiradores, con el objeto,
sin duda, de seguir reconociendo las posiciones á que
se encamina Sabattier, cuando, próximo ya éste á
ellas, comienza el fuego de aquella funestísima jornada.
Nuestros voluntarios de Navarra avanzan para
combatir á los ginetes franceses «de los que se ven
caer algunos» dice un testigo de la acción; y después
de obligarlos á concentrarse sobre el medio de
la línea, sostienen un fuego nutrido y bastante eficaz
contra las guerrillas de Sabattier que sigue,
aunque ya lentamente, su marcha. Y tan tenaz se
hace la defensa de las pequeñas ondulaciones que se
desprenden del Monclin y del páramo, que por espacio
considerable de tiempo mantienen el combate;
reforzándose con los cazadores de la primera línea á