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CAPÍTULO li. 195
la causa, y en punto en que los fuegos de la artillería
fuesen aún eficaces contra los enemigos de la
orilla opuesta del Guadalquivir, agua abajo del
puente de Alcolea. Por fin, ya para observar de cerca
á los franceses é impedirles correrse por su flanco
izquierdo hacia el puente de Córdoba, bien con la
resolución de cargarlos por esta misma ala cuando
se hallasen comprometidos en el ataque del puente,
el conde de Valdecañas con los paisanos que habia
reclutado en Lucena, unos 200 suizos de los del regimiento
de Reding, núm. 1, que se encontraban
destacados en la provincia, y 100 caballos del de la
Reina y de las remontas que se unieron á los ginetes
voluntarios que él mandaba, cruzaron el Guadalquivir
para situarse en la cuesta de la Morena sobre el
camino de Córdoba a Bujalance.
Tal era la disposición de nuestro ejército; excelente
con otras tropas que las cordobesas, arrancadas
hacia cuatro dias al azada y al arado. Mandaba
las veteranas, encargadas de la defensa inmediata
del puente, el coronel de la división de granaderos
D. Joaquin de la Chica, cuyo segundo, teniente coronel,
lo era D. Pedro Agustín Girón, más tarde
marqués de las Amarillas. Hacia de general en jefe
el ya citado Echávarri, á quien la junta no habia
confirmado en el empleo concedido por la de Córdoba;
y con un carácter medio militar y no del todo
político, el brigadier Venegas recorría la línea anillando
á los combatientes y dirigiéndolos alguna
v
ez al fuego. Más altivo, de carácter más indepen­
diente ó llevado de instintos más guerrillescos, el
conde de Valdecañas, para evitar la renovación de