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»tros mayores en el estado próspero en que la encontramos,
la integridad y la independencia de la
»monarquía serán nuestros primeros deberes. Tenemos
derecho para contar con la asistencia del clero,
»de la nobleza y del pueblo, á fin de hacer re-
»vivir aquel tiempo en que el mundo entero es-
»taba lleno de la gloria del nombre español; y so-
»bre todo deseamos establecer el sosiego y fijar
»la felicidad en el seno de cada familia por medio
»de una buena organización social Para el bien
»de España, y no para el nuestro, nos proponemos
»reinar.»
En las fechas que llevan estos dos notables documentos,
nuncios de una era nueva de paz y de poder,
se habia derramado ya en España mucha sangre,
más que suficiente para que no diesen resultado
y para demostrar el error de los que creían imposible
la defensa y el burlar las esperanzas é ilusiones del
tirano y de sus instrumentos.
El efecto que produjeron en España las dos proclamas
se redujo á la estampación de ellas eu la
Gaceta de Madrid. Como supondrán nuestros lectores,
no pudo su publicación extenderse á las provincias,
sublevadas todas en aquella época y no escuchando
más voz que la de su patriotismo y la de su
odio á todo lo extranjero
El número de los Notables aumentaba muy pau- constitución
latinamente, porque ya no acudian sino obedeciendo de Bayona.
* á la fuerza, arrancados á sus hogares por las autoridades
francesas. Aun de este modo no se reunieron
en el dia fijado más que 65, de los que no llegaban
ó 20 los elegidos que presentaron sus poderes de las