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tapia inmediata, de tal manera azotaban el flanco
izquierdo de los franceses, que sólo muy pocos lograron
avanzar hasta el pié de la iglesia, en cuyo
interior se combatía con tanto encarnizamiento. La
puerta se hallaba cerrada, como ya anteriormente
dijimos, á punto de ser inútiles cuantos esfuerzos
hicieron los asaltantes para abrirse paso, y la columna
hubo de permanecer inactiva, expuesta siempre
al fuego de los defensores, hasta una hora más
tarde, en que sus camaradas de la derecha, dueños de
Santa Engracia y desembocando en la plaza, les franquearon
la entrada.
Puerta del Entretanto, la columna de la izquierda, á quien
(.armen. ] e est aba encomendado el asalto de la brecha abierta
en la tapia que une la torre del Pino y la puerta
del Carmen, habia logrado ganarla y penetrar en el
recinto de Zaragoza. Para distraer á los defensores,
una parte de la columna habia atacado la puerta del
Carmen, cuyos fosos cubrió, aunque infructuosamente,
con sus cadáveres (1). Mas coronada la brecha
próxima, ni la puerta del Carmen ni la torre del
Pino podían mantenerse, y sus defensores, á la vez
que atendían á contener la marcha de los invasores,
retiraron la artillería de los dos fuertes y la condujeron
á retaguardia; la del Pino al convento de Santa
Fé, para interceptar el paso de la calle del Azoque,
(4) En instancia certificada dice D. Lorenzo Sánchez, teniente
del regimiento de Extremadura: «El dia i de Agosto se halló de
"guardia en la puerta del Carmen, en donde rechazó por tres ve-
»ces á los enemigos, habiéndolos arrojado en la última á golpe de
"bayoneta de la batería, cogiéndoles cuatro prisioneros que, heri-
»dos, los mandó conducir al hospital, y varios muertos que se
«echaron al foso de dicha batería donde se hallaba el comandante
«de ella D. Pedro Hernández. »