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gas de los enemigos de la Francia, no en la voluntad
de los españoles, y de que, aun no siendo así, el
prestigio de las armas francesas y el de su nombre
eran medios más que sobrados para acabar con la
resistencia de una nación que en nada podia compararse
con las cultas y poderosas que acababa de
vencer y sujetar. Tan obcecado se hallaba en este
punto que aún creia sobrada la fuerza que conducía
Moncey á Valencia é inútil acaso la cooperación de
Cimbran, y aconsejaba á Murat que enviase la columna
de este general de Tortosa á Zaragoza, donde
era indispensable hacer un gran escarmiento del 10
al 15 de Junio. No era menor que su obcecación la
confianza que demostraba en que la presencia sola
de sus soldados bastaría para sofocar el alzamiento
de los españoles. En carta del 9 de Junio, cuando
Dupont se hallaba aún en Córdoba y Moncey no había
llegado á Cuenca, escribía Napoleón al príncipe
de Benevento para que, como en reserva, lo supiera
Fernando VII, que el primero de aquellos generales
habia penetrado en Sevilla á la cabeza de 15.000
hombres con la cooperación de#Socorro y de Castaños,
y el segundo en Valencia, y que se calmaba la
Península por la acción de las personas de más importancia
de la monarquía. El abatimiento de las águilas
imperiales en su vuelo al Ebro demostró bien
pronto la falsedad de aquellas noticias.
Sistema de- A un plan como el que acabamos de exponer
/on SINO de q u e defectuoso y no vasto porque Napoleón ni tenia
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a su alcance inmediato m creía necesarios maygfes
medios que los reunidos en m Península para llevar
á cabo sus pensamientos de traslación de dominio ó