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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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como ayudante ¿quién sabe lo que puede ocurrir? No podemos correr ese<br />

riesgo. Debemos eliminar a Sollozzo enseguida.<br />

Sonny, con la mano en la barbilla, meditaba profundamente.<br />

– Tienes razón, muchacho –convino–. Has dado en el clavo. No debemos dar a<br />

Sollozzo la oportunidad de descargar un nuevo golpe contra el Don.<br />

– ¿Y qué hay del capitán McCluskey? –intervino Hagen.<br />

Sonny se volvió a Michael y le dirigió una extraña sonrisa.<br />

– Eso. ¿Qué hay del duro capitán de la policía?<br />

– Lo que propongo es una medida extrema, ya lo sé –replicó Michael, midiendo<br />

cuidadosamente sus palabras–. Sin embargo, hay ocasiones en que cualquier<br />

extremismo está justificado. Imaginemos que decidimos matar a McCluskey. Lo<br />

que procedería, ante todo, sería implicarlo hasta tal punto que ya no fuera un<br />

honrado capitán de policía en misión de servicio, sino un corrompido oficial<br />

mezclado con la Mafia. En nuestra nómina tenemos periodistas que se<br />

encargarán de publicar la noticia en primera página. Lo que debemos hacer,<br />

claro está, es conseguir pruebas contra el capitán. El revuelo, entonces, sería<br />

mucho menor, como es lógico, pues no es lo mismo que muera un policía<br />

honrado, que un policía corrompido y traidor. ¿Es o no es buena mi idea?<br />

Michael miró deferentemente a los otros. Tessio y Clemenza parecían abatidos<br />

y guardaron silencio. Sonny, con la misma extraña sonrisa de antes, dijo:<br />

– Adelante muchacho, lo estás haciendo muy bien. Tal como solía decir el Don,<br />

la sabiduría está en la boca de los niños. Adelante, Mike, sigue hablando.<br />

Hagen también sonreía, aunque disimuladamente. Michael prosiguió:<br />

– Quieren que me entreviste con Sollozzo. Bien. Seríamos tres: yo, Sollozzo y<br />

McCluskey. Arréglalo todo para pasado mañana y ordena a nuestros<br />

informadores que procuren averiguar dónde se celebrará la conferencia. Insiste<br />

en que tiene que ser un lugar público: no voy a permitir que me lleven a<br />

ninguna casa o apartamento. Que sea un bar o un restaurante, y a la hora de la<br />

cena, cuando el local esté más lleno de gente. Así todos nos sentiremos más<br />

seguros. Ni siquiera un hombre tan desconfiado como Sollozzo podría imaginar<br />

que pensamos disparar contra el capitán allí mismo. Naturalmente, me<br />

registrarán, por lo que deberé acudir a la cita sin armas. Necesitamos que<br />

alguien me proporcione un arma después. Me encargaría de los dos.<br />

Los cuatro hombres lo miraron fijamente. Clemenza y Tessio quedaron<br />

boquiabiertos. Hagen parecía triste, pero no sorprendido. Empezó a hablar,<br />

pero cambió de idea y se calló. Por su parte, Sonny, el de la enorme cabeza de<br />

Cupido, se echó a reír a carcajadas, con una risa que le salía del alma. Señaló<br />

a Michael y trató de decir algo, pero no pudo. De su boca sólo salían sonoras<br />

carcajadas.<br />

– Tú, el intelectual de la familia –logró decir entre carcajada y carcajada–, el<br />

que nunca ha querido saber nada de los asuntos de su padre, ahora te<br />

propones matar a un capitán de la policía y a Sollozzo, y todo porque

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