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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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– Es demasiado tarde –se lamentó Johnny–. Ya han firmado todos los<br />

contratos. Además, empezarán a rodar dentro de una semana. Es<br />

absolutamente imposible.<br />

Don Corleone, con suma paciencia, despidió a Johnny.<br />

– Regresa a la fiesta, muchacho. Tus amigos te están esperando. Déjalo todo<br />

en mis manos.<br />

Hagen estaba sentado en la mesa del despacho, tomando notas. El Don exhaló<br />

un suspiro y preguntó si había alguna cosa más.<br />

– Lo de Sollozzo no puede demorarse más. Tendrá usted que verle esta<br />

semana –dijo Hagen, señalando al calendario con la pluma.<br />

– Ahora que la boda ya ha terminado, haré lo que quieras –asintió el Don,<br />

encogiéndose de hombros.<br />

Esta respuesta aclaró a Hagen dos puntos. El primero y más importante: que la<br />

respuesta a Virgil Sollozzo sería un no. Segundo, que Don Corleone, dado que<br />

no quería responder a Sollozzo antes del casamiento de su hija, esperaba que<br />

su negativa causara problemas. Teniendo todo ello en cuenta, Hagen preguntó:<br />

– ¿Digo a Clemenza que algunos de sus hombres vengan a vivir aquí?<br />

– ¿Por qué? –dijo el Don con impaciencia–. No quise responder antes de la<br />

boda porque en un día tan importante no podía haber ninguna nube, ni siquiera<br />

en la distancia. También quería saber lo que Sollozzo tiene que decirme. Ahora<br />

ya lo sé, y lo que quiere proponerme es una infamia.<br />

– Entonces ¿va usted a negarse? –preguntó Hagen.<br />

El Don asintió.<br />

– Creo que sería conveniente discutir el asunto entre toda la Familia, antes de<br />

dar una respuesta –manifestó Tom Hagen.<br />

– ¿Tú crees? Bien –dijo el Don, sonriendo–, pues lo discutiremos cuando<br />

regreses de California. Quiero que vayas allí mañana y arregles el asunto de<br />

Johnny. Entrevístate con ese pezzonovante del cine y di a Sollozzo que le veré<br />

a tu regreso de California. ¿Algo más?<br />

– Han llamado del hospital –dijo Hagen, con voz grave–. El consigliere<br />

Abbandando se está muriendo; no creen que pase de esta noche. Su familia<br />

debe presentarse en el hospital para aguardar el momento del fatal desenlace.<br />

Hagen había ocupado el puesto del consigliere durante el último año, desde<br />

que el cáncer postró a Genco Abbandando en una cama del hospital. Ahora<br />

esperaba que Don Corleone le dijera que la plaza era definitivamente suya,<br />

aunque no era probable que le confirmara en el puesto. Una posición tan alta<br />

sólo se concedía a un hombre cuyos padres fueran ambos italianos. El mero<br />

hecho de haber actuado como consigliere interino ya había provocado algunos<br />

problemas. Además, tenía sólo treinta y cinco años; insuficientes, según la

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