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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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parecía bastante blanca, y porque consideraba que los zapatos, que no había<br />

llevado desde hacía algún tiempo, no iban bien con el traje.<br />

– No te preocupes; Tom no va a notarlo –Ginny se rió.<br />

Las tres mujeres de la familia lo acompañaron a la puerta, y luego hasta el<br />

garaje. Llevaba a las niñas cogidas de la mano. Ginny iba unos pasos detrás<br />

de ellos. Le gustaba ver que Johnny parecía sentirse feliz. Cuando llegaron<br />

junto al coche, levantó a sus hijas en el aire, cariñosamente, y besó a Ginny en<br />

la mejilla. Luego, sin pronunciar palabra, entró en el automóvil. No le gustaban<br />

las despedidas.<br />

Su representante lo había dispuesto todo. Frente a su casa había un automóvil<br />

alquilado con chófer. En su interior estaban el representante y otro hombre.<br />

Johnny aparcó su automóvil y entró en el otro, que se puso en marcha rumbo al<br />

aeropuerto. Esperó dentro del vehículo, mientras su representante acudía a<br />

esperar a Tom. Cuando el visitante entró en el automóvil, ambos hombres se<br />

estrecharon la mano y el vehículo arrancó rumbo a casa de Johnny.<br />

Finalmente, Johnny y Tom se quedaron solos en la sala de estar. Sus<br />

relaciones eran correctas, pero frías. Johnny nunca había perdonado a Hagen<br />

que dificultara sus mil intentos de ver al Don cuando éste estaba enfadado con<br />

él, en aquellos aciagos días que precedieron a la boda de Connie. Hagen<br />

nunca se dignó a excusarse. Y es que no podía. Una parte de su trabajo<br />

consistía, precisamente, en servir de pararrayos de todos los resquemores y<br />

enfados que la gente sentía contra el Don, pero que no se atrevían a<br />

manifestarle personalmente.<br />

– Tu padrino me envía para que te eche una mano en algunos asuntos –<br />

empezó Hagen–. Y prefiero hacerlo antes de Navidad.<br />

– La película ha terminado –repuso Johnny Fontane–. El director era un<br />

hombre cabal y no tengo queja alguna de él. Mis escenas son demasiado<br />

importantes como para que las corten, a pesar de que a Woltz le gustaría<br />

hacerlo. No puede destruir una película de diez millones de dólares por el<br />

simple capricho de perjudicarme. Así, pues, ahora todo depende de que guste<br />

o no al público.<br />

– ¿Es muy importante para la carrera de un actor la consecución del Osear, o<br />

es sólo que con la estatuilla se consigue un poco de publicidad? –preguntó<br />

Hagen con cautela–. Aunque, bien mirado, el premio de la Academia significa<br />

la gloria, y eso es algo que gusta a todo el mundo.<br />

Johnny Fontane sonrió, irónico.<br />

– Es importante para todo el mundo, a excepción hecha de mi padrino y de ti.<br />

No, Tom, no es ninguna tontería. Un Osear garantiza la fama y el dinero<br />

durante diez años, por lo menos. El que lo consigue puede escoger los<br />

papeles. El público va a verle. No lo es todo, pero para un actor es decisivo.<br />

Tengo esperanzas de conseguirlo. No porque me considere un gran actor, sino<br />

porque ya era popular como cantante, y porque mi papel es muy bueno.<br />

Además, tampoco soy tan malo.

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