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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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casino. Las Vegas formaba parte del imperio de la Costa Oeste, todavía<br />

neutral, y el Don de dicho imperio había garantizado la seguridad de Freddie.<br />

Las Cinco Familias de Nueva York no deseaban ganarse nuevos enemigos, por<br />

lo que decidieron dejar en paz a Freddie. Bastantes problemas tenían en su<br />

territorio.<br />

El doctor Kennedy había prohibido que se hablara de negocios delante de Don<br />

Corleone, pero nadie hizo caso de esta orden. El Don insistió en que el<br />

“consejo de guerra” se celebrara en su habitación. Sonny, Tom Hagen, Pete<br />

Clemenza y Tessio se reunieron con él en cuanto llegó del hospital.<br />

Don Corleone estaba demasiado débil para hablar, pero deseaba escuchar y<br />

ejercer el derecho de veto. Cuando le dijeron que Freddie estaba en Las Vegas<br />

para aprender el negocio de los casinos, hizo un gesto de aprobación. Cuando<br />

se enteró de que Bruno Tattaglia había muerto, su gesto fue de contrariedad.<br />

Pero lo que más le disgustó fue la noticia de que Michael había matado a<br />

Sollozzo y al capitán McCluskey y luego había marchado a Sicilia.<br />

Inmediatamente, Don Corleone les indicó que salieran de la habitación. Los<br />

cuatro hombres continuaron la sesión en la biblioteca.<br />

Sonny Corleone se acomodó en la butaca situada detrás de la mesa.<br />

– Creo que sería mejor dejarlo al margen de todo durante un par de semanas –<br />

dijo–, hasta que el médico decida que ya está en condiciones de dedicarse a<br />

los negocios. Quiero que todo se vuelva a poner en marcha cuanto antes. La<br />

policía ha encendido la luz verde. Lo primero que debemos arreglar es lo de las<br />

loterías de Harlem. Los negros ya se han divertido bastante; es hora de que<br />

nos devuelvan el negocio. Lo han hecho muy mal, todo lo hacen mal. Algunos<br />

ni siquiera pagaron a los apostantes que han ganado. Se pasean en sus<br />

Cadillac, pero no pagan a los que se juegan el dinero o, en el mejor de los<br />

casos, sólo les pagan la mitad. No me gusta que vistan tan bien. No me gusta<br />

verlos conducir coches nuevos. No me gusta que se nieguen a pagar. Y no me<br />

gusta que se dediquen al negocio, pues perjudican nuestra reputación.<br />

Ocúpate del asunto, Tom. Luego, cuando lo de Harlem esté en marcha,<br />

arreglaremos los otros asuntos.<br />

– Algunos de los tipos de Harlem son muy duros – apuntó Tom Hagen–. Se<br />

han acostumbrado a ganar dinero a manos llenas. No querrán volver a su<br />

anterior situación.<br />

– Confecciona una lista con sus nombres y entrégasela a Clemenza. El se<br />

encargará, de hacerles entrar en razón.<br />

– No hay problema –dijo Clemenza dirigiéndose a Hagen.<br />

Pero fue Tessio quien puso sobre el tapete la cuestión más importante, al decir:<br />

– En cuanto empecemos a operar, las Cinco Familias iniciarán las hostilidades.<br />

Se echarán sobre nuestros loteros de Harlem y sobre nuestros corredores de<br />

apuestas del East Side. Incluso pueden tratar de hacernos la vida difícil en el<br />

ramo de la confección. Esta guerra va a costar una enorme cantidad de dinero.

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