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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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East Bronx. Pasaron por diversas y anchas calles; ningún coche iba detrás de<br />

ellos. Eran casi las nueve. Habían querido asegurarse de que nadie les seguía.<br />

Sollozzo encendió un cigarrillo, después de ofrecer el paquete a McCluskey y a<br />

Michael, que rehusaron.<br />

– Buen trabajo –felicitó al conductor–. Lo tendré en cuenta.<br />

Diez minutos más tarde, el coche paró frente a un restaurante. Estaban en una<br />

zona habitada exclusivamente por italianos. La calle estaba desierta, y en el<br />

interior del local había muy poca gente, cosa normal, ya que era muy tarde<br />

para cenar. Michael temió que el conductor entrara con ellos, pero no fue así;<br />

se quedó fuera. El negociador no había hablado del conductor. Técnicamente,<br />

pues, Sollozzo había faltado a lo convenido. Pero Michael decidió no<br />

mencionarlo, pues supuso que ellos pensarían que tendría miedo de hacerlo,<br />

miedo de arruinar las probabilidades de éxito de la entrevista.<br />

Los tres se sentaron en la única mesa redonda, pues Sollozzo había rehusado<br />

hacerlo en un reservado. En aquel momento había sólo otras dos personas en<br />

el restaurante. Michael se preguntó si serían hombres de Sollozzo. En realidad<br />

no importaba. Todo habría terminado antes de que tuvieran tiempo de<br />

intervenir.<br />

– ¿Es buena la comida italiana que sirven aquí? –preguntó McCluskey, con<br />

sincero interés.<br />

– Pruebe la ternera –contestó Sollozzo–. Es la mejor de Nueva York, se lo<br />

aseguro.<br />

El solitario camarero les había servido una botella de vino. Llenó tres vasos.<br />

McCluskey no bebió.<br />

– Me parece que soy el único irlandés que no empina el codo –comentó–. He<br />

visto a demasiada gente en dificultades por culpa del alcohol.<br />

– Voy a hablar en italiano con Mike –dijo Sollozzo en tono conciliador,<br />

dirigiéndose al capitán–. No es que desconfíe de usted, sino que me es difícil<br />

encontrar las palabras precisas en inglés. Y como comprenderá, me interesa<br />

sobremanera convencer a Mike de que mis intenciones son buenas, de que<br />

quiero lo mejor para todos. No se ofenda, se lo ruego. Le repito que no se trata<br />

de desconfianza.<br />

El capitán McCluskey sonrió con ironía.<br />

– Lo entiendo –dijo–. Lo entiendo perfectamente. Ustedes a lo suyo. Yo voy a<br />

concentrarme en la ternera y los espaguetis.<br />

Sollozzo empezó a hablar rápidamente en siciliano.<br />

– Debe usted comprender que lo que sucedió entre su padre y yo fue sólo una<br />

cuestión de negocios. Siento un gran respeto por Don Corleone, y me gustaría<br />

tener la oportunidad de trabajar a su servicio. Pero debe usted hacerse cargo<br />

de que su padre es un hombre anticuado que se ha estancado. Mi negocio es<br />

el mejor. En él hay muchos millones para todos. Sin embargo, su padre no<br />

quiere saber nada del asunto. Sus escrúpulos carecen de base. En realidad, lo

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