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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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– Ahora no puedo –respondió Michael, después de mirar a los cuatro hombres<br />

que estaban sentados en la cocina–. Quedamos para esta noche ¿de acuerdo?<br />

–De acuerdo. Michael colgó el auricular.<br />

Clemenza acababa de regresar de su trabajo del día y se hallaba en la cocina,<br />

ocupado con una lata de tomate. Michael le saludó y se fue al despacho, donde<br />

encontró a Hagen y a Sonny, que le esperaban con impaciencia.<br />

– ¿Ha llegado ya Clemenza? –preguntó Sonny.<br />

– Está preparando espaguetis para la tropa, igual que en el ejército –bromeó<br />

Michael.<br />

– Pues dile que lo deje todo y venga aquí enseguida –ordenó Sonny–. Tiene<br />

cosas más importantes que hacer. Que venga también Tessio.<br />

Minutos después, los cinco hombres estaban en el despacho.<br />

– ¿Te has encargado de él? –dijo Sonny secamente, dirigiéndose a Clemenza.<br />

– No volverás a verlo –fue la respuesta del “caporegime”.<br />

Michael sintió un escalofrío al comprender que estaban hablando de Paulie<br />

Gatto, de que el pequeño Paulie había muerto a manos del bonachón<br />

Clemenza.<br />

Sonny preguntó a Hagen:<br />

– ¿Has tenido suerte con Sollozzo?<br />

Hagen hizo un gesto negativo.<br />

– Parece que ya no tiene interés en negociar con nosotros –respondió–. O tal<br />

vez tenga miedo de nuestros hombres. En cualquier caso, sabe que no le<br />

queda más remedio que pactar con nosotros. Perdió su gran oportunidad<br />

cuando no consiguió acabar con tu padre.<br />

– Es un individuo listo –dijo Sonny–, el más listo con el que se ha enfrentado<br />

nuestra Familia. Tal vez se imagina que queremos ganar tiempo mientras mi<br />

padre se recupera, o que esperamos la ocasión de cazarle a él.<br />

– Seguro que algo sospecha –asintió Hagen–. Sin embargo, no le queda más<br />

remedio que negociar. Mañana quedará todo arreglado, estoy seguro.<br />

En aquel momento, uno de los hombres de Clemenza llamó a la puerta y,<br />

después de recibir el permiso, entró en la oficina.<br />

– Acaban de dar la noticia por la radio –informó a su jefe directo–: la policía ha<br />

encontrado a Paulie Gatto, muerto en su coche.<br />

– No se preocupe –respondió Clemenza, asintiendo.<br />

El subordinado le miró con expresión de sorpresa, y enseguida le dirigió una<br />

mirada de comprensión, antes de regresar a la cocina.

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