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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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la Familia no era en calidad de tal, a pesar de que después de terminar sus<br />

estudios llegó a ejercer durante tres años.<br />

A los once años había sido compañero de juegos de Sonny Corleone. La<br />

madre de Hagen se había quedado ciega y murió cuando su hijo contaba<br />

precisamente esa edad. El padre, un bebedor empedernido, estaba<br />

completamente alcoholizado; era carpintero y, aunque en su vida jamás había<br />

hecho nada reprobable, la bebida acabó por arruinar a su familia y fue la causa<br />

de su propia muerte. Al quedarse huérfano, Tom se pasaba los días vagando<br />

por las calles, y por la noche dormía en cualquier rincón. Su hermana menor<br />

había sido puesta en manos de una buena familia por una institución benéfica.<br />

Pero en los años veinte, tales organizaciones no se preocupaban demasiado<br />

de los niños de doce años que eran tan desagradecidos como para huir de la<br />

caridad. Hagen sufrió una infección en la vista. Los vecinos decían que la había<br />

heredado de su madre y que la infección era contagiosa. Todos se apartaron<br />

de él. Sonny Corleone, un muchacho de once años, enérgico y de buen<br />

corazón, llevó a su amigo a casa y pidió a su padre que le dejara vivir con ellos.<br />

La primera comida que Tom Hagen hizo en casa de los Corleone fueron unos<br />

espaguetis con salsa de tomate. Hagen nunca había logrado olvidar el sabor de<br />

aquel primer plato. Después le dieron una buena cama de metal donde dormir.<br />

Fue como un sueño.<br />

Del modo más natural, sin una sola palabra y sin que el asunto fuera discutido<br />

en modo alguno, Don Corleone había permitido que el muchacho se quedase a<br />

vivir en su casa. El mismo Don Corleone llevó al chico a un especialista, quien<br />

logró curarle completamente la infección ocular. Lo envió a la escuela y,<br />

después, a la universidad. En todo ello, el Don no actuó como un padre, sino<br />

como un guardián. Aunque no le demostraba afecto alguno, lo trataba con más<br />

cortesía que a sus propios hijos y nunca le imponía su voluntad. Fue el<br />

muchacho quien decidió por sí mismo cursar Derecho. Una vez había oído<br />

decir a Don Corleone que un abogado, con su cartera de mano, podía robar<br />

más que un centenar de hombres con metralletas. Mientras, y contra la<br />

voluntad de su padre, Sonny y Freddie insistieron en entrar en los negocios<br />

familiares una vez terminada la enseñanza media. Sólo Michael había querido<br />

continuar estudiando, y se había alistado en la Marina al día siguiente del<br />

ataque japonés a Pearl Harbor.<br />

Con el título de abogado en el bolsillo, Hagen se casó con una muchacha<br />

italiana de Nueva Jersey que, cosa rara por aquel entonces, había ido a la<br />

universidad. Después de la boda, que por supuesto se celebró en casa de los<br />

Corleone, el Don se ofreció a ayudar a Hagen en cuanto estuviera en su mano:<br />

conseguirle clientes para su bufete, amueblar su oficina, etc.<br />

– Me gustaría trabajar para usted –había declarado Tom.<br />

El Don se mostró tan sorprendido como complacido.<br />

– ¿Sabes quién soy? –preguntó.<br />

Hagen asintió. Por supuesto, ignoraba cuál era realmente el poder del Don, y<br />

seguiría ignorándolo durante los años que precedieron a su nombramiento de<br />

consigliere interino, debido a la enfermedad de Genco Abbandando. Pese a

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