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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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– ¿Es que tengo que pedir tu aprobación en todo lo demás, como guiones,<br />

actores, etc.? –preguntó Johnny, algo inquieto.<br />

– No. Es posible que el Don tenga algo que objetar en alguna ocasión, pero en<br />

ese caso ya te lo diría él mismo.<br />

Aunque no creo probable que ello suceda. El Don se mantiene al margen de la<br />

industria cinematográfica. Además, no le gusta interferir en los asuntos ajenos.<br />

Esto lo sé por propia experiencia.<br />

– Bien. Te llevaré al aeropuerto yo mismo. Y da las gracias al Padrino de mi<br />

parte. Se las daría en persona, pero nunca se pone al teléfono. ¿Sabrías<br />

decirme el porqué de esta alergia al teléfono?<br />

– Supongo que no quiere que su voz sea registrada, aunque sólo tenga que<br />

decir algo perfectamente inocente. Teme que pudieran trucar la grabación y<br />

cambiar sus palabras. Bueno, eso son suposiciones mías. Lo que sí sé es que<br />

se preocupa porque las autoridades no puedan hallar el modo de incriminarle.<br />

Y no quiere dejar ningún cabo suelto.<br />

Entraron en el coche de Johnny y se dirigieron al aeropuerto. Hagen estaba<br />

pensando que Johnny era mejor de lo que había supuesto. Por lo menos ya<br />

había aprendido algo: la cortesía personal, de la que el Don era un enamorado<br />

y de la que Johnny acababa de hacer gala al decidir acompañarlo<br />

personalmente al aeropuerto, y al pedir excusas. Sus disculpas de hacía un<br />

momento habían sido sinceras. Tom recordó que el artista nunca se hubiera<br />

excusado por miedo. Siempre había sido orgulloso, y por eso había tenido<br />

siempre problemas, lo mismo con sus jefes que con sus mujeres. También era<br />

uno de los pocos hombres que no temía al Don. Fontane y Michael eran, tal<br />

vez, los dos únicos hombres de quienes Hagen se hubiera atrevido a afirmar<br />

eso. Así pues, las excusas de Johnny habían sido sinceras. Él y Johnny<br />

tendrían que verse muy a menudo en el futuro. Y Johnny todavía habría de<br />

pasar otra prueba que consistiría en demostrar su inteligencia. Tendría que<br />

hacer algo por el Don, sin que éste se lo pidiera declaradamente. Hagen se<br />

preguntaba si Johnny sería lo bastante listo como para darse cuenta de ello.<br />

Cuando hubo dejado a Hagen en el aeropuerto (Tom había insistido en que no<br />

se acercara al avión), Johnny se dirigió a casa de Ginny. Su ex esposa se<br />

sorprendió al verlo, pero él deseaba estar en la casa, para tener tiempo de<br />

pensar y de hacer sus planes. Sabía que el mensaje que le había transmitido<br />

Hagen era muy importante, así como que toda su vida iba a cambiar<br />

radicalmente. Había sido una gran estrella, pero ahora, a la temprana edad de<br />

treinta y cinco años, estaba ya acabado. No se hacía ilusiones al respecto.<br />

Incluso en el caso de que ganara el Osear al mejor actor, la situación no<br />

cambiaría gran cosa; no confiaba en recuperar la voz. Sería un astro de<br />

segunda fila, sin ningún poder ni influencia. Lo que le había ocurrido con<br />

Sharon era una demostración palpable de su decadencia. ¿Se hubiera<br />

mostrado tan fría si él hubiese estado en el candelero? Ahora, con el apoyo del<br />

Don, podría llegar tan arriba como cualquier otro personaje de Hollywood.<br />

Podría ser un rey. Johnny sonrió. Podría llegar a ser un Don.

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