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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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31<br />

Aquel mismo día, dos lujosos automóviles aparcaron en el sendero de entrada<br />

de la finca. Uno de los dos coches llevaría a Connie Corleone, a su madre, a su<br />

marido y a sus dos hijos al aeropuerto. La familia Rizzi iba de vacaciones a Las<br />

Vegas, antes de trasladarse definitivamente a dicha ciudad. Michael así se lo<br />

había ordenado a Carlo, haciendo caso omiso de las protestas de Connie.<br />

Michael no se había molestado en explicar que quería que todos se marcharan<br />

de la finca antes del encuentro entre los Corleone y los Barzini. En realidad, la<br />

reunión era del máximo secreto; los únicos que estaban enterados de ella eran<br />

los capas de la Familia.<br />

El otro automóvil era para Kay y sus hijos, que iban a New Hampshire, a visitar<br />

a los Adams. Michael tendría que quedarse en la finca; sus asuntos no le<br />

permitían salir de viaje.<br />

La noche anterior, Michael había ordenado que le transmitiesen a Carlo Rizzi<br />

que lo necesitaría durante unos días en la finca, y que después podría reunirse<br />

con su esposa y sus hijos. Connie se había puesto furiosa. Trató de hablar por<br />

teléfono con su hermano, pero le dijeron que había ido a la ciudad.<br />

Ahora intentaba verlo, pero Michael estaba reunido con Tom Hagen y había<br />

dado orden de que no se le molestara bajo ningún pretexto. Antes de que el<br />

automóvil se pusiera en marcha, Connie besó a su marido y le dijo: carte.<br />

– Iré, no te preocupes –repuso él con una sonrisa.<br />

– ¿Sabes para qué te necesita Michael? –preguntó Connie, asomada a la<br />

ventanilla del coche.<br />

Su cara de preocupación le quitaba atractivo y la hacía parecer de más edad.<br />

– Me ha prometido algo importante. Tal vez quiera hablarme de eso.<br />

Carlo no estaba enterado del encuentro entre los Corleone y los Barzini<br />

previsto para esa noche.<br />

– ¿Tú crees, Carlo? –dijo Connie. Carlo hizo un gesto de asentimiento. Luego,<br />

el automóvil se puso en marcha y, al cabo de un instante, abandonó la finca.<br />

Sólo cuando el coche hubo desaparecido, Michael salió a despedirse de Kay y<br />

de sus dos hijos. Carlo también se acercó para desear a su cuñada buen viaje<br />

y felices vacaciones. Finalmente, cuando el automóvil arrancó hacia la salida,<br />

Michael le dijo a Carlo:<br />

– Lamento tener que retenerte aquí, pero sólo serán un par de días.<br />

– No importa, Michael –se apresuró a contestar Carlo.<br />

– Bien. Limítate a permanecer junto al teléfono de tu casa. Cuando esté<br />

preparado para ocuparme de lo tuyo, te avisaré. Y es que antes tengo otras<br />

cosas que hacer. ¿De acuerdo?<br />

– Desde luego, Mike –respondió Carlo.

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