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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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portarse como un buen marido? Era imposible; y el Don, claro está, no se<br />

atrevía a intervenir. Luego, cuando su hija quedó embarazada, Don Corleone<br />

se convenció de la sabiduría de su decisión y, además, sintió que tampoco<br />

podría intervenir en el futuro, aun cuando Connie se quejara a su madre de que<br />

su marido seguía pegándole de vez en cuando. Connie incluso llegó a insinuar<br />

la posibilidad de solicitar el divorcio. Por primera vez en su vida, el Don se<br />

enfadó con ella.<br />

– Es el padre de tu hijo –señaló–. ¿Qué crees que puede llegar a ser un niño<br />

sin padre?<br />

Cuando Carlo Rizzi se enteró de todo esto, se sintió más seguro. No tenía nada<br />

que temer. Un día confesó a sus dos empleados, Sally Rags y Coach, que<br />

pegaba a su esposa cuando ésta se ponía tonta, y se sintió encantado de que<br />

ambos lo mirasen con respeto. Había que ser muy hombre para atreverse a<br />

levantar la mano contra la hija del gran Don Corleone.<br />

Pero Rizzi no habría estado tan tranquilo si hubiese sabido lo furioso que se<br />

había puesto Sonny Corleone al enterarse de las palizas que recibía su<br />

hermana. Si no hizo nada fue porque el Don, a quien ni siquiera Sonny se<br />

atrevía a desobedecer, le ordenó que no moviera un solo dedo en favor de<br />

Connie. Luego, Sonny procuró evitar a Rizzi, pues si se lo hubiera encontrado<br />

frente a frente, difícilmente hubiese conseguido dominar su temperamento.<br />

Sintiéndose, pues, perfectamente seguro, aquella mañana de domingo Carlo<br />

Rizzi se dirigió a su trabajo, en el East Side. No vio el coche de Sonny, que<br />

venía en dirección opuesta, camino de su casa.<br />

Sonny Corleone había abandonado la protección de la finca para pasar la<br />

noche en la ciudad con Lucy Mancini. En ese momento regresaba a Long<br />

Beach, escoltado por cuatro guardaespaldas, dos en un coche, delante del<br />

suyo, y dos en otro, detrás. No necesitaba a nadie a su lado, pues se sentía<br />

capaz de hacer frente él solo a cualquier asaltante. Los cuatro hombres<br />

viajaban en sus propios vehículos y tenían sus pisos a los lados del<br />

apartamento de Lucy, de modo que no corría peligro alguno al visitar a la chica,<br />

sobre todo teniendo en cuenta que lo hacía muy de vez en cuando. Ahora que<br />

estaba en la ciudad iría a recoger a Connie para llevarla a Long Beach, pensó<br />

Sonny. Sabía que Carlo estaría trabajando, y tenía la certeza de que el muy<br />

cabrón se había llevado el automóvil.<br />

Esperó a que los dos hombres que iban en el coche de delante se apearan y<br />

entraran en el edificio, y luego los siguió. Vio que la pareja que iba detrás<br />

bajaba del automóvil y miraba a un lado y otro de la calle. También él mantenía<br />

los ojos bien abiertos. Era prácticamente imposible que sus adversarios se<br />

hubieran enterado de su escapada a la ciudad, pero convenía mantenerse<br />

alerta. Se trataba de una lección que había aprendido durante la guerra de los<br />

años treinta.<br />

Nunca utilizaba ascensores. Eran trampas mortales. Subió deprisa por las<br />

escaleras que conducían al piso de Connie, situado en la octava planta, y llamó<br />

a la puerta. Había visto salir a Carlo, por lo que tenía la seguridad de que su

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