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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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embargo, Clemenza lo descartó después de media hora de sopesar los pros y<br />

los contras. Se llevaba demasiado bien con la gente de color, lo cual permitía<br />

suponer cierta debilidad de carácter. Además, sería muy difícil de reemplazar<br />

en su actual puesto.<br />

En segundo lugar Clemenza consideró a un hombre muy trabajador que servía<br />

fielmente a la Familia. Se ocupaba de los clientes morosos de la zona de<br />

Manhattan. Había empezado como corredor de apuestas. Al final Clemenza<br />

llegó a la conclusión de que todavía no estaba capacitado para ocupar un<br />

cargo tan importante como el de Paulie Gatto.<br />

Se decidió por Rocco Lampone, que había efectuado un breve pero rápido<br />

aprendizaje dentro de la Familia. Durante la guerra había sido herido en África,<br />

y fue licenciado en 1943. Debido a la escasez de hombres jóvenes, Clemenza<br />

lo había contratado, a pesar de que Lampone estaba parcialmente<br />

incapacitado, ya que incluso cojeaba al andar. Clemenza lo introdujo en el<br />

mercado negro de las ropas de vestir y entre los empleados gubernamentales<br />

encargados de los bonos de comida. Tiempo después, Lampone era el que lo<br />

controlaba todo. La cualidad que más valoraba Clemenza era su buen criterio.<br />

Sabía que no valía la pena hacerse fuerte en asuntos que en el peor de los<br />

casos podían costar una multa o seis meses de cárcel, cosas que, en definitiva,<br />

eran tonterías, si se tenían en cuenta los grandes beneficios que se obtenían.<br />

Tenía el sentido común de saber cuándo podía amenazar. En definitiva, era un<br />

hombre discreto; exactamente lo que interesaba a la Familia.<br />

Clemenza se sintió satisfecho. Acababa de resolver un comprometido problema<br />

administrativo. Sí, Rocco Lampone sería el hombre adecuado. Le ayudaría<br />

incluso en lo de Paulie. Clemenza había decidido ocuparse personalmente del<br />

asunto, no sólo para ayudar a un hombre nuevo e inexperto a recibir su<br />

“bautismo de sangre”, sino también porque quería saldar una cuenta pendiente.<br />

Paulie había sido su protegido, él le había ascendido, incluso por delante de<br />

gente más leal y capacitada. Paulie no sólo había traicionado a la Familia, sino<br />

también a su “padrone”, Peter Clemenza. Esta falta de respeto tenía que ser<br />

castigada.<br />

Todos los detalles estaban ya arreglados. Paulie Gatto había recibido<br />

instrucciones de pasar a recogerle a las tres de la tarde con su propio<br />

automóvil. Clemenza cogió el teléfono y marcó el número de Rocco Lampone.<br />

No se dio a conocer, sino que se limitó a decir:<br />

– Ven a mi casa, tengo un trabajo para ti. Le gustó el hecho de que la voz de<br />

Lampone, a pesar de lo temprano de la hora, no denotara sorpresa ni sonara<br />

soñolienta. Se había limitado a decir que de acuerdo. Era un buen elemento.<br />

– No corras –añadió Clemenza–. Come tranquilamente antes de venir a verme.<br />

Eso sí, no llegues más tarde de las dos.<br />

Recibida la conformidad de su interlocutor, Clemenza colgó. Ya había dado las<br />

órdenes oportunas para que sus hombres reemplazaran a los de Tessio en la<br />

alameda, y así se había hecho. Sus subordinados eran hombres capacitados,<br />

de forma que él nunca tenía que inmiscuirse en la mecánica de las<br />

operaciones.

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