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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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conseguido la libertad. Y así es como, después de un tiempo, el policía ha<br />

conseguido aprenderse la lección: ¿por qué no beneficiarse de los tributos que<br />

pagan muchos de esos delincuentes? El mismo policía lo necesita más que<br />

nadie. ¿Por qué sus hijos no pueden ir a la universidad? ¿Por qué su esposa<br />

no puede comprar en las tiendas más caras? ¿Por qué no puede su familia<br />

tomarse unas vacaciones en Florida? A fin de cuentas arriesga su vida a diario,<br />

y eso debe tener su premio.<br />

Normalmente, sin embargo, el policía no acepta dinero sucio. Aceptará dinero<br />

de un corredor de apuestas o de un hombre que no quiere comprar tiques de<br />

aparcamiento; tolerará, por consideración, que las prostitutas ejerzan su<br />

oficio... Estos son vicios naturales en el hombre. Pero lo que no hará, en<br />

general, es aceptar dinero procedente de traficantes de drogas, de atracadores<br />

violentos, de violadores, asesinos, etc. En la mente del policía esto ataca el<br />

núcleo central de su autoridad personal, por lo que no debe permitirse, y mucho<br />

menos fomentarse.<br />

La muerte de un capitán de policía era comparable a un regicidio. Pero cuando<br />

se supo que habían asesinado a McCluskey mientras se hallaba en compañía<br />

de un destacado traficante de drogas y comenzó a sospecharse que estaba<br />

involucrado en una conspiración para matar, el deseo de venganza de la policía<br />

decreció notablemente. Además, había apartamentos y automóviles que pagar,<br />

unos hijos que educar, y muchas otras necesidades. Sin dinero extra, el nivel<br />

de vida de los policías disminuiría. Los vendedores que carecían de licencia<br />

pagaban poco, y la cosa no podía seguir así. Algunos agentes empezaron a<br />

sacar dinero a los sospechosos que caían en sus manos (homosexuales,<br />

ladrones y demás). Finalmente, la actividad policíaca decreció. Después de<br />

elevar las tarifas, permitieron a las Familias reanudar sus operaciones. La<br />

nómina tuvo que ser confeccionada de nuevo, con los mismos nombres, pero<br />

con nuevas y más altas cifras. El orden había quedado restablecido.<br />

La idea de emplear detectives privados para hacer guardia en la habitación del<br />

Don en el hospital, había sido de Hagen. Por supuesto, dichos detectives<br />

contarían con el formidable refuerzo de los hombres del “regime” de Tessio.<br />

Pero Sonny aún no estaba satisfecho. A mediados de febrero el Don ya podía<br />

moverse sin peligro, y fue llevado en una ambulancia a su casa de Long Beach.<br />

Su habitación recordaba la del hospital, pues durante su ausencia la habían<br />

equipado con los aparatos e instrumentos necesarios para hacer frente a<br />

cualquier emergencia. También se contrató a un grupo de enfermeras para que<br />

se turnaran en el cuidado del paciente, con el objeto de que éste estuviera<br />

debidamente asistido durante las veinticuatro horas del día. El doctor Kennedy,<br />

previo pago de unos altísimos honorarios, había decidido trabajar únicamente<br />

para el Don, al menos hasta que se le pudiera confiar al solo cuidado de las<br />

enfermeras.<br />

La finca de los Corleone era inexpugnable. Las restantes casas fueron<br />

ocupadas por hombres de la organización, mientras que a los inquilinos<br />

habituales se los mandó de vacaciones a Italia, a sus pueblos natales, con<br />

todos los gastos pagados.<br />

Freddie Corleone marchó a Las Vegas para recuperarse y preparar el terreno<br />

con vistas a la adquisición, por parte de la Familia, de un lujosísimo hotel–

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