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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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Clemenza y Tessio saben que mis golpes pueden ser durísimos. Lo demostré a<br />

los diecinueve años, la última vez que la Familia se vio envuelta en una guerra;<br />

en ese momento fui una gran ayuda para papá. Por eso estoy tranquilo ahora.<br />

Y nuestra Familia tiene todos los ases en la mano en un posible trato con<br />

Sollozzo. Sólo necesito localizar a Luca.<br />

– ¿Es Luca tan duro como dicen? –preguntó Michael con curiosidad–. ¿Es<br />

realmente un buen elemento?<br />

– Sólo puede compararse consigo mismo –respondió Sonny–. Le pediré que se<br />

ocupe de los tres Tattaglia. De Sollozzo me encargaré yo mismo.<br />

Michael se agitó inquieto en su silla mientras miraba a su hermano mayor.<br />

Sabía que a veces Sonny era brutal, pero sabía igualmente que tenía buen<br />

corazón. Era un buen muchacho. Le parecía raro oírle hablar como lo había<br />

hecho. Además, la lista de los hombres que debían ser ejecutados le parecía a<br />

Michael completamente fuera de lugar, pues Sonny no era, en modo alguno, un<br />

emperador romano, dueño y señor de las vidas de sus súbditos. Se alegró de<br />

no verse envuelto en el asunto, ya que viviendo su padre, los planes de Sonny<br />

podrían ser llevados a cabo. Él se limitaría a contestar el teléfono y a llevar<br />

algún que otro mensaje. Sonny y el viejo ya se las arreglarían, especialmente<br />

teniendo el apoyo de Luca.<br />

En aquel momento oyeron el llanto de una mujer en el salón. Michael supo que<br />

era la esposa de Tom. Corrió hacia la puerta y la abrió. Todos los presentes se<br />

habían puesto en pie. En el sofá, Tom Hagen abrazaba a Theresa, que lloraba<br />

a lágrima viva. Era un llanto de alegría, naturalmente. Tom se desprendió del<br />

abrazo de su esposa, que continuó en el sofá, y dirigió una alegre sonrisa a<br />

Michael.<br />

– Me alegro mucho de verte, Mike, me alegro mucho.<br />

Hagen, sin mirar a su esposa, entró resueltamente en la oficina. “Por algo ha<br />

vivido durante diez años con la familia Corleone”, pensó Michael, con orgullo.<br />

Tom, Sonny, e incluso él mismo se habían contagiado de algo del espíritu del<br />

viejo.

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