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Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

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El Turco adelantó la mano hacia Luca, pero éste fingió no darse cuenta. Para<br />

disimular, sacó un cigarrillo del paquete que llevaba en el bolsillo y se lo llevó a<br />

la boca. Detrás de la barra, Bruno Tattaglia hizo aparecer un encendedor como<br />

por arte de magia y dio fuego a Luca. Luego hizo una cosa muy rara. Dejó caer<br />

el encendedor sobre el mostrador, y asió con fuerza, con mucha fuerza, la<br />

mano derecha de Luca.<br />

Luca reaccionó al instante. Saltó del taburete y se esforzó por zafarse de Bruno<br />

Tattaglia, pero Sollozzo ya le había asido por el otro brazo y se lo retorció<br />

contra la espalda. Pese a ello, Luca seguía siendo demasiado fuerte para los<br />

dos hombres juntos, y habría conseguido soltarse. Sin embargo, de entre las<br />

sombras de la sala y a su espalda, apareció otro hombre que le colocó una fina<br />

cuerda de seda alrededor del cuello. La cuerda apretaba cada vez más, y Luca<br />

apenas si podía respirar. Su rostro se tornó violáceo y sus brazos perdieron<br />

fuerza. Tattaglia y Sollozzo ya no tuvieron dificultad alguna en sujetarlo; la<br />

actitud de ambos inmovilizando a Luca tenía cierto aire infantil. Mientras, el otro<br />

hombre iba apretando más y más el cerco alrededor del cuello de Luca Brasi.<br />

De pronto, el suelo quedó mojado. Luca perdió el control de los esfínteres y la<br />

orina acumulada en su cuerpo se fue derramando hasta la última gota. Las<br />

fuerzas le habían abandonado por completo; las piernas se negaban a<br />

sostenerle y todo su cuerpo temblaba. Sollozzo y Tattaglia le dejaron libres los<br />

brazos y la víctima quedó a merced del estrangulador, ahora arrodillado para<br />

seguir al cuerpo de Luca en su lenta caída. La cuerda apretaba tan fuerte, que<br />

ya no resultaba visible en la garganta de Luca. Los ojos de éste parecían a<br />

punto de salirse de sus órbitas. Diríase que tenían una expresión de tremenda<br />

sorpresa, de mortal sorpresa más exactamente. Esta expresión era lo único<br />

humano que le quedaba a Luca Brasi, pues había muerto.<br />

– Hacedlo desaparecer –dijo Sollozzo–. Es muy importante que tarden un<br />

tiempo en encontrarlo.<br />

Acto seguido dio media vuelta y se fue, desapareciendo entre las sombras.

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