29.03.2013 Views

Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

Mario%20Puzo%20-%20El%20Padrino

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

– De acuerdo, pero hoy regresaré tarde. El domingo es el día en que hay más<br />

trabajo.<br />

Salió del piso y encontró una multa sujeta con el parabrisas del coche. Era de<br />

quince dólares y por aparcamiento indebido. La metió en la guantera, junto con<br />

las demás. Estaba de buen humor. Cuando acababa de pegar a su mujer<br />

siempre se sentía mejor; al hacerlo disminuía, sin que él se diera cuenta, la<br />

frustración que sentía por verse tratado tan desdeñosamente por los Corleone.<br />

La primera vez que la había abofeteado se sintió un poco preocupado. Ella se<br />

había dirigido de inmediato a Long Beach, a quejarse a sus padres y mostrarles<br />

su ojo amoratado. Pero, sorprendentemente, a su regreso Carlo se encontró<br />

con la clásica esposa italiana, sumisa y obediente. Entonces se propuso ser un<br />

marido perfecto.<br />

Durante varias semanas la trató con deferencia, siempre amable y cariñoso, y<br />

todos los días, por la mañana y por la noche, le hacía el amor. Finalmente,<br />

Connie, que pensaba que su marido no volvería a golpearla, le contó lo que<br />

había ocurrido.<br />

Connie había recibido la desagradable sorpresa de que sus padres no parecían<br />

dar importancia alguna a la conducta de Carlo. A lo máximo que llegó su madre<br />

fue a decirle al Don que hablara con Carlo Rizzi. Pero él se había negado,<br />

arguyendo:<br />

– Es mi hija, pero ahora pertenece a su marido. Él sabe cuál es su deber. Ni<br />

siquiera el rey de Italia se atrevería a mezclarse en las relaciones entre marido<br />

y mujer. Vete a tu casa, Connie, y aprende a comportarte de forma que tu<br />

marido no tenga que pegarte. Connie, airada, había replicado:<br />

– ¿Has pegado tú alguna vez a tu esposa?<br />

Era la favorita de su padre, por lo que podía permitirse el lujo de hablarle así.<br />

– Tu madre nunca me ha dado motivos para hacerlo – había respondido Don<br />

Corleone, provocando con ello una complacida sonrisa de parte de su esposa.<br />

Les explicó que su marido le había quitado la bolsa con el dinero que les<br />

habían regalado el día de su boda y nunca había querido explicarle qué había<br />

hecho con el dinero.<br />

– Yo habría hecho lo mismo que él –dijo Don Corleone–, si mi esposa hubiese<br />

sido tan presuntuosa como tú.<br />

No le quedó otro remedio que volver a casa, desilusionada y un poco asustada.<br />

Siempre había sido la favorita de su padre, y no atinaba a comprender la<br />

frialdad de éste.<br />

Pero el Don no se había tomado el asunto tan a la ligera como había pensado<br />

su hija. Después de algunas averiguaciones, supo lo que había hecho Carlo<br />

Rizzi con el dinero que les habían regalado el día de su boda. Hizo espiar a<br />

Carlo por algunos hombres, quienes recibieron órdenes de informar a Hagen<br />

de todo cuanto hiciera como corredor de apuestas. ¿Cómo podía esperarse<br />

que Carlo, temiendo como indudablemente temía a los Corleone, dejara de

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!