Farias Victor, Heidegger y el nazismo
Farias Victor, Heidegger y el nazismo
Farias Victor, Heidegger y el nazismo
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
los lugares en que había vivido Hölderlin...». 27 Mis críticos franceses,<br />
en cambio, aun los mas violentos, se hacen cargo más o menos<br />
plenamente de la gravedad d<strong>el</strong> asunto. La única excepción es P.<br />
Aubenque, pero en su caso se trata de alguien que ha llegado al<br />
extremo de negar la existencia de un campo de concentración en<br />
Francia. 28<br />
Otras son las diferencias y las coincidencias respecto de mi<br />
afirmación de que para <strong>Heidegger</strong> <strong>el</strong> acto de filosofar (que para él es<br />
un acto que constituye al ser humano como tal), en sentido auténtico<br />
y originario, sólo es posible a los alemanes en su lenguaje, y que esto<br />
es una discriminación y un racismo filosófico» (R. Marten). Esta<br />
objeción mía ha sido pasada por alto por los críticos franceses e<br />
italianos sin excepción, y con <strong>el</strong> disimulo d<strong>el</strong> caso. De los filósofos de<br />
la “periferia», sólo G. Vattimo reconoció y censuró <strong>el</strong> Diktat d<strong>el</strong><br />
maestro, sin querer atribuirle sin embargo un pap<strong>el</strong> significativo. 29<br />
Mis críticos alemanes o bien <strong>el</strong>uden soberanamente <strong>el</strong> asunto (H. Ott,<br />
A. Schwan, O. Pögg<strong>el</strong>er) o bien reafirman con decisión la superioridad<br />
filosófica d<strong>el</strong> alemán (Nolte). 30<br />
Una última cuestión tiene r<strong>el</strong>ación con supuestas características<br />
de mi método. O. Pögg<strong>el</strong>er, E. Nolte, H. Ott y P. Aubenque me<br />
atribuyen un método que <strong>el</strong>los denominan “asociativo”, que<br />
consistiría en mostrar <strong>el</strong> antisemitismo de personalidades vinculadas<br />
implícita o explícitamente a M. <strong>Heidegger</strong> para «culpar» finalmente al<br />
filósofo de «antisemitismo». Ellos afirman que mi libro está «repleto»<br />
de tales asociaciones. Pero nombran sólo una: yo encontraría<br />
<strong>el</strong>ementos de antisemitismo en <strong>el</strong> escrito de juventud sobre Abraham<br />
a Sancta Clara sólo deduciéndolos d<strong>el</strong> contexto. El texto mismo no<br />
contendría ningún momento de antisemitismo en <strong>el</strong> sentido por mí<br />
«buscado» y sólo gracias a este método podría yo demostrar que<br />
<strong>Heidegger</strong> fue «un filósofo nazi» «desde la cuna hasta la tumba»<br />
(Pögg<strong>el</strong>er). 31 O inclusive un nazi avant la lettre. La verdad es, sin<br />
embargo, que en este caso <strong>el</strong> texto mismo incluye decisivas alusiones<br />
al antisemitismo: <strong>Heidegger</strong> dedica su artículo a una figura central de<br />
la tradición católica antisemita austríaca y bávara, si bien su texto no<br />
se refiere directamente al antisemitismo de Abraham, al llamarlo<br />
maestro de la salud d<strong>el</strong> pueblo y paradigma para superar la cultura<br />
en decadencia, ciertamente está aludiendo al predicador agustino<br />
como a un todo, está señalando <strong>el</strong> culto de su personalidad como tal<br />
y como era públicamente conocida. ¿Qué juicio nos merecería hoy<br />
alguien que llamara a Le Pen un «maestro d<strong>el</strong> pueblo» y lo expusiera<br />
sin aludir explícitamente a su racismo En <strong>el</strong> mismo gesto <strong>Heidegger</strong><br />
califica de «inolvidable» al alcalde de Viena, Karl Lueger (ya había<br />
muerto y por lo tanto no pudo haber ido a la ceremonia de<br />
inauguración d<strong>el</strong> monumento a Abraham, como lee P. Aubenque),<br />
conductor d<strong>el</strong> partido cristiano-social antisemita, partido que desde la<br />
alcaldía había hecho posible <strong>el</strong> monumento mediante una <strong>el</strong>evada<br />
donación. El joven <strong>Heidegger</strong>, como demuestra mi estudio, era<br />
11