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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

convertida en guerra.<br />

Aquí vivía Schlageter como estudiante de Friburgo, aquí iba y venía. Pero no<br />

fue así durante mucho tiempo: debía combatir sobre la costa báltica, debía<br />

combatir en la Alta Silesia, debía combatir en <strong>el</strong> Ruhr.<br />

No podía escapar a su destino, no podía dejar de morir la muerte más<br />

amarga y más gloriosa, con firmeza de voluntad y un corazón puro.<br />

Honramos al héroe y en homenaje a él levantamos la mano en silencio.<br />

Los lugares a los que, según <strong>Heidegger</strong>, Schlageter debía ir son<br />

aqu<strong>el</strong>los donde participó durante la guerra (<strong>el</strong> Báltico y Silesia) y en<br />

los que, después, dinamitó los ferrocarriles franceses (<strong>el</strong> Ruhr). El<br />

hecho de que debiera actuar es precisamente lo que, para <strong>Heidegger</strong>,<br />

hace ejemplar su acto. A naves de su actividad terrorista, Schlageter<br />

escucha la «llamada» originaria de una patria que no podía ver la<br />

claridad de la luz nacional sino participando en la lucha por<br />

restablecer su propio carácter. La defensa de la naturaleza, la<br />

reafirmación de los valores de la patria se sostienen por la lucha. La<br />

escucha de la «llamada», la apertura a las posibilidades que ésta<br />

ofrece, son la obra, para Martin <strong>Heidegger</strong>, d<strong>el</strong> naciente<br />

nacionalsocialismo. De ahí la respuesta —oída en principio como un<br />

homenaje— d<strong>el</strong> saludo nazi.<br />

Consecuente con esta postura, <strong>Heidegger</strong> sostuvo durante su<br />

rectorado <strong>el</strong> culto de Schlageter, apoyando la iniciativa de los<br />

estudiantes para crear una Völkische Kameradschaft Schlageter en la<br />

universidad 77 e invocando, al inaugurar <strong>el</strong> curso de 1933, a<br />

Schlageter como ejemplo de vida de un estudiante. Durante la<br />

ceremonia, <strong>el</strong> rector <strong>Heidegger</strong> hizo prestar juramento al<br />

representante de los estudiantes mientras este último ponía la mano<br />

sobre Mein Kampf. 7S Para mostrar <strong>el</strong> paral<strong>el</strong>ismo entre las ideas<br />

fundamentales de Mein Kampf y las que <strong>Heidegger</strong> expresó en <strong>el</strong><br />

discurso que acabamos de mencionar, vamos a remitirnos a algunos<br />

pasajes de la obra de Hitler, quien, desde <strong>el</strong> comienzo de su libro,<br />

rescata la figura de Schlageter. 79 Cuando evoca sus impresiones de<br />

joven soldado de la Primera guerra mundial, describe con<br />

sorprendente precisión (y en <strong>el</strong> mismo sentido que <strong>Heidegger</strong>) <strong>el</strong><br />

proceso de asumir la guerra como una realidad única y superior, a<br />

través de la decisión de hacerse cargo de la muerte (poder morir)<br />

que, como tal, es causa y fundamento de una existencia que reposa<br />

en <strong>el</strong> renunciamiento permanente y heroico, una existencia<br />

naturalmente auténtica en la medida en que es heroica. Luego de<br />

describir la impaciencia de los jóvenes soldados por participar en la<br />

guerra, Hitler escribe:<br />

En Flandes cayó sobre nosotros una noche fría y húmeda. Marchábamos<br />

atravesándola en silencio y cuando <strong>el</strong> día empezó a despuntar entre las nubes, de<br />

pronto sopló bruscamente por encima de nuestras cabezas una llamada de acero y,<br />

entre nuestras filas, golpearon con un ruido seco las pequeñas balas azotando <strong>el</strong><br />

su<strong>el</strong>o; pero antes de que la niebla se disipara, de doscientas gargantas salió <strong>el</strong><br />

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