Farias Victor, Heidegger y el nazismo
Farias Victor, Heidegger y el nazismo
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Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
estimulante para un saber teórico riguroso es un error fundado en <strong>el</strong><br />
«prejuicio general según <strong>el</strong> cual no es posible alcanzar lo espiritual<br />
desde la práctica». Es un error y un prejuicio pensar que la actividad<br />
práctica no tiene algo de espiritual y afirmar que es muy diferente de<br />
la «ciencia en sentido estricto». 82<br />
Sin ignorar <strong>el</strong> carácter específico de la mujer, hay que facilitarle<br />
<strong>el</strong> acceso a los estudios superiores. Al insistir sobre la necesidad de<br />
favorecer <strong>el</strong> acceso a la universidad de las mujeres que no vivan en<br />
las ciudades, Elfride <strong>Heidegger</strong>-Petri retomaba <strong>el</strong> programa de su<br />
esposo. Lo mismo ocurría cuando polemizaba con los pedagogos<br />
nacionalsocialistas opuestos a la integración de la mujer alemana en<br />
la universidad. La alusión a las alternativas propuestas por Alfred<br />
Bäumler es muy clara:<br />
Nuestro pueblo, en <strong>el</strong> corazón de Europa, necesita, para afirmarse, de la<br />
fuerza, <strong>el</strong> talento y <strong>el</strong> espíritu de sacrificio de todos los camaradas d<strong>el</strong> pueblo.<br />
Cerrar nuevamente las puertas de las casas de estudios superiores a las mujeres<br />
tendrá como consecuencia la producción de camaradas d<strong>el</strong> pueblo de segunda<br />
clase. La injusticia, que ha sido reparada en <strong>el</strong> caso de los obreros, podría<br />
cometerse con respecto a las mujeres de nuestro pueblo. Además, esto perjudicaría<br />
<strong>el</strong> prestigio y <strong>el</strong> crecimiento orgánico de nuestra cultura. El viejo y <strong>el</strong> joven, <strong>el</strong><br />
hombre y la mujer, la ciudad y <strong>el</strong> campo, todos deben poder participar. Para que la<br />
universidad pueda tener por objetivo y como exigencia la de ser portadora de<br />
cultura, la de formar a nuestro pueblo y constituir <strong>el</strong> bastión de su estamento<br />
dirigente, en principio debe ser accesible a todos los miembros d<strong>el</strong> pueblo. 83<br />
Elfride <strong>Heidegger</strong>-Petri critica también la alternativa de Ernst<br />
Krieck que tendía a trasformar las universidades en escu<strong>el</strong>as<br />
especializadas (Fachschule). «Si se tratara de <strong>el</strong>lo, la educación<br />
femenina superior quedaría reducida a ser un apéndice de la<br />
educación dada a los jóvenes.»<br />
Se habían inspirado demasiado en las tentativas realizadas en<br />
los países anglosajones. Sin embargo, cuando se piensa en las<br />
«exigencias impuestas por la vida espiritual alemana» estas<br />
tentativas no se corresponden con la realidad.<br />
En efecto, si nuestro pueblo quiere hacer de la familia la fuente auténtica de<br />
la fuerza nacional (völkische Kraft) y si para <strong>el</strong>lo los niños deben convertirse en <strong>el</strong><br />
bien más preciado de nuestra nación, hay que dar la mejor educación a la mujer y<br />
a la madre: la educación que recibe la categoría dirigente, o sea, la educación<br />
universitaria. Para evitar todo equívoco, no hay que olvidar que esta categoría<br />
dirigente está compuesta exclusivamente por personas reconocidas por su carácter<br />
y por sus cualidades. 84<br />
Elfride <strong>Heidegger</strong>-Petri deduce de <strong>el</strong>lo que es urgente facilitar a<br />
la mujer <strong>el</strong> acceso al trabajo profesional:<br />
Las mujeres han demostrado en los últimos veinte años sus capacidades<br />
para integrarse profesionalmente a la comunidad d<strong>el</strong> pueblo como médicos, jueces<br />
y asistentes sociales, con una eficacia absolutamente comparable a la de los<br />
hombres. Ellas han probado así que eran capaces de ejecutar trabajos que los<br />
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