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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

acta ministerial correspondiente prueba que <strong>el</strong> nombramiento fue<br />

comunicado a la prensa ese mismo día. Comentando, de una manera<br />

<strong>el</strong>ocuente, <strong>el</strong> hecho de haber pasado por alto la voluntad de la<br />

Facultad, <strong>el</strong> informe d<strong>el</strong> Ministerio hace alusión a <strong>el</strong>lo de la siguiente<br />

manera: «La Facultad se interesó mucho por <strong>el</strong> profesor <strong>Heidegger</strong>,<br />

uno de los mejores representantes de la filosofía alemana en <strong>el</strong><br />

extranjero. Ha tenido en cuenta también algunas reservas planteadas<br />

a su nombramiento pero con la salvedad de que no hay nada que<br />

oponer a esta nominación puesto que <strong>el</strong> ministro ya se ha<br />

pronunciado en favor de <strong>Heidegger</strong>». 234 Este último acusa la<br />

recepción de la proposición oficial en una carta d<strong>el</strong> 11 de octubre de<br />

1933: «Hoy he tomado conocimiento de la proposición de Munich.<br />

Poco antes había partido a caminar por la montaña con los<br />

estudiantes». 235 Una nota d<strong>el</strong> 20 de octubre da cuenta de la visita de<br />

<strong>Heidegger</strong> al ministro bávaro para estipular las condiciones de su<br />

incorporación. Nos enteramos también de su rechazo a la proposición<br />

de Berlín. «El profesor <strong>Heidegger</strong>, con toda seguridad, se interesa por<br />

Munich; querría, en particular, intervenir en la composición y<br />

utilización de las fuerzas nacionalsocialistas en la Universidad.»<br />

Justo en <strong>el</strong> momento en que se producen estas gestiones, por<br />

intermediación d<strong>el</strong> profesor Lothar Tirala, llega al ministro Schemm<br />

una información confidencial sobre Martin <strong>Heidegger</strong> reunida por <strong>el</strong><br />

amigo íntimo de Ernst Krieck en la Universidad de Marburgo, <strong>el</strong><br />

profesor Jaensch. Tirala, ginecólogo en Brünn hasta 1933, se<br />

convirtió en profesor de Higiene Racial en Munich. Habida cuenta de<br />

las violentas críticas sobre sus competencias científicas y su ética<br />

profesional, fue destituido de su cargo en julio de 1934. En 1939<br />

también fue destituido de su cargo de director d<strong>el</strong> Instituto de<br />

Higiene Racial, que había conservado hasta entonces. En <strong>el</strong> Centro de<br />

Documentación de Berlín, se conserva una abundante documentación<br />

sobre Tirala que da a entender, entre otras cosas, que se trataba de<br />

un protegido de Eva Chamberlain-Wagner. La denuncia de Jaensch es<br />

de una violencia inaudita. Califica a <strong>Heidegger</strong> de «esquizofrénico<br />

p<strong>el</strong>igroso», y a sus escritos —incomprensibles según él— como<br />

«documentos psicopatológicos». Jaensch agrega que habría que<br />

denunciar de una vez por todas su «alemán talmúdico», que tanta<br />

admiración causa entre sus adeptos judíos. Es «típico que <strong>el</strong><br />

pensamiento leguleyo-talmúdico de los judíos se sienta atraído por la<br />

filosofía heideggeriana. En realidad, debe su renombre a la<br />

propaganda judía [...]. Es un escándalo que los médicos judíos hayan<br />

bastardizado la medicina incorporando a <strong>el</strong>la la terminología<br />

heideggeriana. Pero en realidad están en total armonía con la manera<br />

de pensar rabínica a la que le habría encantado cambiar la ciencia<br />

natural por una especie de exégesis d<strong>el</strong> Talmud [...]. En la insondable<br />

profundidad de su demencia, los locos se admiran<br />

recíprocamente». 236 En una carta adjunta a esta denuncia enviada a<br />

una persona a quien no se designa por su nombre, Jaensch da a<br />

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